Antonio Pecci (**)
Un tardecita-noche del día de Navidad, hacia 1970, me dispuse a pasar a saludar a la apreciada maestra, quien me dispensaba su tiempo de diálogos las veces que pasaba por su casa. Oscurecía en una ciudad en que la iluminación pública era escasa, excepto en el centro. Llevaba un pan dulce y una botella de sidra para obsequiarle, de mis escasos ahorros. La iba a saludar y luego ir de nuevo a la casa en Trinidad, donde junto a mi padre, mis tías y hermanos tendríamos la tradicional cena en familia.
Llegué a la casa de Estados Unidos casi Rca. de Colombia y golpeé en el portón, el corredor, como de costumbre estaba en penumbra alumbrado por un foquito. la vi venir y preguntar: ‘Quién es?’. Le dije que era yo. Me hizo pasar al lugar de recibir que era el corredor y me ofreció asiento en uno de los viejos y deshilachados sillones
Nos sentamos y charlamos un momento: Le entregué el pan dulce y la sidra, que recibió con agrado. Luego, con una sonrisa pícara me dice: ‘Tiene usted cigarrillos?’. La miré con sorpresa, ya que en esos años que la conocía no la había visto con un cigarrillo en la mano; le dije:’Usted fuma Josefina?’. Y me dijo: ‘Sí, en algunas ocasiones’… Le gustaban los cigarrillos rubios. Fui hasta una despensa cercana y compré dos cigarrillo sueltos por 10 gs. creo que eran Chesterfield o Philips Morris.
Prendimos ambos y nos pusimos a charlar. Abrimos la sidra y cortamos un poco de pan dulce. Hablamos de teatro, de autores, de obras, de cómo se había fundado la Escuela de Arte Escénico, donde la conocí como profesora de Historia del Teatro, donde tuve el privilegio de conocer su magisterio y sentir nuevas incógnitas, que me llevaban después a su casa.
Ella disfrutaba del momento, de la conversación, de saberse escuchada…. Amigos, anécdotas, poetas y poesías eran evocados por ella, a veces entre sonrisas y a veces con tristeza.
Brindamos y me despedí de ella. Mi misión estaba cumplida, saludarla a una mujer a la que admiraba por su gran cultura y su enorme dignidad para vivir y construir una carrera en un medio hostil, conservador, dominado por la cultura patriarcal. Donde además había que ser simpatizante del partido y del gobierno para tener un lugar propio, trabajo y amigos.
Tras la clausura en 1969, del semanario ‘Comunidad’ por orden del gobierno, donde ella ejercía como jefa de la página cultural, comenzó una etapa de creciente aislamiento que se intensificaría unos años después cuando sería expulsada de todas sus cátedras en instituciones públicas, incluida su querida Escuela de Teatro, fundada por ella y Roque Centurión Miranda. Su delito: haber firmado una carta colectiva pidiendo la libertad de Rubén Bareiro Saguier, detenido en el tétrico Dpto. de Investigaciones, en 1972
Era demasiado independiente para el régimen y para la sociedad de su época. Y continuó así, viendo cómo varios de sus amigos y discípulos, se alejaban de ella, para ‘alinearse’ con el oficialismo
Ella venía ya con la experiencia de vivir bajo tantos gobiernos autoritarios liberales y colorados, que me pregunté muchas veces, de dónde sacaba la fortaleza para vivir con altivez, orillando la pobreza casi, afrontando desaires.
Era una de las razones por las que acudí a saludarla aquella tarde, en el recoleto corredor de su casa, rodeada de sus gatos, donde vivía con austeridad franciscana, investigando y escribiendo ‘sin prisa y sin pausa’, creando una obra admirada en el país y en el mundo hispanoamericano a través del tiempo.
(**) Periodista, catedrático y escritor especializado en temas de cultura, investigación y memoria histórica. Se inició profesionalmente en 1973 en el semanario “Sendero» órgano de la Conferencia Episcopal Paraguaya y colaboró también con revistas como “Ñandú», “Criterio» “Diálogo» y el semanario universitario «Frente». Lleva realizadas más de 300 entrevistas. Del 1985 a 2013 trabajó en el periódico paraguayo Ultima Hora, donde fue editor del suplemento cultura Correo Semanal. En el ámbito del teatro fue miembro y luego codirector del Teatro Popular de Vanguardia. (TPV ) con el montó cerca de 20 obras entre 1966 y 1976 como actor o director. Fundó y fue el primer coordinador de la Muestra Paraguaya de Teatro, 1973-1974. En 2010 estrenó su obra «Py’apy (Coraje) escrita en coautoría con Nataly Valenzuela. Aclaración: esta nota fue extraída del muro del autor.(1)
(*) Se trata de Josefina Pla, poetisa, dramaturga, narradora, ensayista, ceramista, crítica de arte, pintora y periodista paraguaya de origen español. Escribió poesía, cuento, novela y ensayo. Es una de las personas que más ha contribuido al desarrollo de la cultura en Paraguay, fomentando la lectura, el teatro y la dedicación a las artes en general. Por todo esto, en 1981 se le dio el galardón de Doctora Honoris Causa de la Universidad de Asunción; éste fue el primero de muchos otros premios y menciones que ha recibido su persona. Cabe mencionar también que ha sido miembro de la Real Academia de las Letras y es autora de una gran cantidad de obras .Entre las más conocidas se encuentran «El precio de los sueños», «Luz negra», «Los treinta mil ausentes» y «La cocina de las sombras»; además ha participado en diversas antologías.
(1) Para estos últimos datos se recurrió a fuentes varias
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