“Con 19 años y un futuro incierto en Paraguay, inició mi vida como emigrante”…
VIVENCIAS
La Secretaría de Desarrollo para Repatriados y Refugiados Connacionales de la Presidencia de la República, comparte el presente espacio, en el que pretende rendir tributo a los paraguayos emigrados. A través entrevistas mensuales a paraguayos residentes en todo el mundo, presentaremos los testimonios de vida, vivencias y experiencias de quienes en su momento tomaron la difícil decisión de abandonar la tierra que los vio nacer y hoy, habiendo logrado sobresalir en diversas disciplinas como el arte, los deportes o la ciencia, continúan haciendo patria y dejando en alto el nombre del Paraguay.
«Con 19 años y un futuro incierto en Paraguay, inició mi vida como emigrante»…
Con 19 años y un futuro incierto en Paraguay, inició mi vida como emigrante…. Con esa frase, Álvaro Isaías Gómez Noguera, un compatriota de 28 años de edad, inició la entrevista para esta primera publicación en el segmento denominado “Vivencias” que la SEDERREC ha decidido compartir, con el objeto de rescatar las experiencias y testimonios de vida de cientos de connacionales, que con su sacrificio y esfuerzo diario a miles de kilómetros de la tierra que lo vio nacer, dejan el alto el nombre del Paraguay.
Corría el año 2004, cuando Álvaro en ese entonces con 19 años, siendo el menor de 4 hermanos y con una madre que hacía 2 años había viajado a España, pasaba por momentos emocionales muy difíciles. “Así que por decisión familiar y sin tener mucho que objetar viajé a España”, sentenció Álvaro.
“Los principios siempre son duros, dejé atrás muchos amigos, familia y quizás muchas oportunidades, por citar alguna, era jugador de la primera plantilla del Olimpia de Basquet, también jugaba en la primera categoría de Handball, incluso jugué con la Selección de Paraguay en Brasil, diversas ofertas de becas para estudiar a través del deporte, etc. Todo fuera, a empezar de cero”, continuó relatando.
La idea de toda la familia era un viaje a España por un año y volver al Paraguay para trabajar. “Que ilusos somos, todos decimos lo mismo al llegar”, rememora.
Ya en España, la realidad presentaba un escenario disímil; por un lado dura, donde se debe sudar para ganar dinero, más si para un inmigrante y por otro lado solidaria, acogiendo a todos sin miramientos y ofreciendo muchas oportunidades de crecimiento. Pero pasando el tiempo y por diversas circunstancias se fue diluyendo la idea del retorno de Álvaro, “así mi madre hizo una apuesta arriesgada y me dijo para estudiar en España y así empieza esta aventura que hoy tiene un final feliz”, aseguró
A finales del 2005, Álvaro realizó la selectividad en España (examen de ingreso a la universidad) y accedió a una plaza en la Escuela de Ingeniería Técnica de Bilbao, en la especialidad Mecánica Industrial. “A la primera, fenomenal, pero recién era el principio”.
Siguieron años difíciles de mucho estudiar y tiempo para poco más que eso. Y en ese poco tiempo, Álvaro intentaba ayudar a su madre económicamente, trabajando lo que podía y de lo que sea, fue albañil, pintor, cuidaba personas mayores, churrero, panadero, repartidor. “Sin el apoyo de mi madre, no hubiera sido posible que concluyera mi carrera, porque por más que yo estudiada en la Universidad Pública, había que ir a clases en academias privadas y eso costaba mucho”, agregó.
Y así fue como tras 6 largos años, concluyó la carrera de Ingeniería Técnica en Mecánica Industrial, tras lo cual inició su periodo de prácticas en el Departamento de Calidad, de la empresa Pronutec, fabricante de bases porta fusibles. Un trabajo ideal donde aprendió mucho, pero en el cuál no le daban la opción de quedarse, ya que en ese entonces, la recesión económica comenzaba a sentirse con fuerza en España.“Corrían días en donde las empresas no contrataban gente, sino que despedían”, recordó Álvaro, agregando que en ese periodo lo aprovechó para estudiar idiomas.
La Unión Europea había suprimido la Ingeniería Superior y la Técnica, para dejarlo con el nuevo plan de estudios “Bologna” en una sola forma de estudiar Ingeniería, con el nombre de Grado en Ingeniería; por lo que Álvaro, sin muchas posibilidades laborales decidió continuar sus estudios, aprovechando que le convalidaban la mayoría de las materias, dejando solo algunas asignaturas. El primer año dividía su tiempo entre los libros y una panadería en la que logró conseguir trabajo. Mientras que para el segundo año, aprovechando que ya manejaba regularmente el idioma alemán, solicitó concluir sus estudios en Alemania, mediante el programa de intercambio Erasmus. Así fue como tras otros difíciles seis meses, presentó su proyecto de fin de carrera, en la Universidad Albert-Ludwigs-Universität de Freiburg. En Alemania.
Ya de retorno a España, recibió una llamada que se constituiría en el principio de su nueva vida. Era de la Empresa Norteamericana, Sun Chemical, con su sede Europea en Bilbao, queriendo que formase parte de su equipo, en el puesto donde se desempeña hasta hoy día, en la Mannhein – Alemania, que presta servicio a otro coloso, Ball Corporation, para Ball Packaging Europa, una de las mayores fabricadores de embalajes de latas del mundo.
“Y aquí me encuentro con los objetivos muy claros; tratar de ser una esponja, me explico; aprender lo más que pueda de esta gente, porque tenemos mucho que aprender de los alemanes, para en un futuro no muy lejano, volver a Paraguay e intentar ayudar con lo que he aprendido académicamente en España y profesionalmente aquí. Espero que no sea una utopía y que pueda volver pronto a Paraguay a colaborar a mejorar la situación”,señaló.
“No soy el único en esta situación, tengo amigos profesionales, médicos y además que aceptan el duro desafío de estar lejos de todo lo nuestro, para aprender y en un futuro volver a casa e intentar ayudar. Espero que Paraguay no nos olvide y nos tenga en cuenta siempre, nosotros nunca olvidamos nuestras raíces, ni lo haremos”,concluyó.
Desde Alemania, con el corazón en Paraguay, un saludo…
Álvaro Isaías Gómez Noguera.