Mercosur con la puerta cerrada (y Venezuela sigue esperando …)

por Nelson Fernández Salvidio(*)

Las cumbres del Mercosur generan cada vez menos expectativa. Para romper con esa lógica, el presidente del Uruguay, José Mujica, pretende que la Cumbre de Jefes de Estado de este bloque comercial sudamericano logre ciertas definiciones políticas que le den trascendencia.

Mujica quiere rehabilitar el Mercosur y obtener garantías al comercio intrazona que ha estado trancado en estos últimos tiempos. Y además, el presidente uruguayo quiere colaborar para que Venezuela pueda ingresar formalmente al Mercosur. Pese a las restricciones institucionales, se ha animado a expresarlo públicamentee incluso agenerar expectativas de que eso pueda concretarse.

El ingreso formal del país gobernado por Hugo Chávez está bloqueado hace años por el Congreso de Paraguay. Mujica cree haber encontrado una fórmula, la que consiste en reformar las “reglas” del Mercosur para sortear el veto implícito del Poder Legislativo de Paraguay.

El presidente uruguayo piensa que se puede hacer algún cambio para que para el aval a nuevo socio sea suficiente con la voluntad de cada Poder Ejecutivo de los países que forman el bloque.

El Mercosur surgió en 1991 con el Tratado de Asunción entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Por estatutos, todos los países tienen el mismo poder de voto sin importar el tamaño de cada economía, territorio, población o alguna otra faceta de cada país.

Las decisiones son por unanimidad. Para que entrara en vigencia ese “reglamento”, en realidad un tratado internacional, fue necesario que fuera firmado por los presidentes (Poder Ejecutivo) y luego ratificado por los legisladores de cada Estado, o sea cada Poder Legislativo.

Respecto a la incorporación de nuevos  miembros del Mercosur, el tratado fundacional sostiene que “estará abierto a la adhesión, mediante negociación, de los demás países miembros dela Asociación Latinoamericanade Integración (y) la aprobación de las solicitudes será objeto de decisión unánime de los Estados Partes” (artículo 20).

Eso es por tratados internacionales, lo que significa que sea firmado por Ejecutivo y avalado por Legislativo.

O sea que para cambiar el reglamento se precisa un nuevo tratado que siga ese mismo curso. El Congreso de Paraguay no acepta votar el ingreso de Venezuela, por lo que mucho menos va a aceptar votar un tratado que cambie el original contrato del Mercosur.

Eso sería votar indirectamente lo que no quiere votar directamente; y aceptar que le pasen por arriba con la decisión que justamente quiere evitar. Con la cláusula de “unanimidad” países chicos tienen la garantía de no ser avasallado por sus socios más grandes.

Todo eso hace previsible que el Congreso de Paraguay no acepte resignar su derecho a voto y a veto en las decisiones del bloque.

Mujica lo ha planteado como si fuera posible reglamentar el tratado fundacional para que mediante una cláusula de precisión, se acepte que la voluntad de los Estados miembros del bloque, se haga no por decisión de cada congreso, sino mediante la voluntad presidencial. Es un planteo riesgoso.

Pero más allá de esas consideraciones, aun cuando fuera posible que se ratificara sin aval parlamentario el Protocolo de adhesión de Venezuela al Mercosur (firmado el 4 de julio de 2006), el país presidido por Chávez no está en condiciones de cumplir la normativa comercial del bloque.

Y además, para que la inclusión como socio pleno entre en vigencia, la relación comercial debe quedar configurada en tratados internacionales.

Como en 2006 se consideró que el ingreso de Venezuela iba a demorar pero no tanto, se estableció un cronograma que dispone libre comercio para el 1º de enero de 2012. O sea que en pocos días, o cuando le voten el ingreso, Venezuela debe habilitar que ingresen todos los productos exportables de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, sin cobro de arancel.

La propuesta de Mujica es desafortunada. Las relaciones internacionales se resuelven con acuerdos presidenciales pero con respaldo de los congresos. No se trata de formalismos sin sentido ni de cuestiones que se pueden resolver en un cuarto cerrado, con voluntad políticas entre líderes que expresan coincidencia ideológica.

Es una iniciativa destinada al fracaso, salvo que el Mercosur diera un giro inesperado en la toma de resoluciones dela diplomacia. Yen definitiva es otra muestra de que el Mercosur pierde incidencia en las relaciones comerciales del mundo.

Pero la inquietud por ayudar a Chávez a que entre al Mercosur no es el único motivo de Mujica para intentar darle trascendencia a la cumbre del lunes 19 y martes 20.

Uruguay está preocupado por medidas proteccionistas de Argentina y Brasil y se dispone a plantear ese problema en la Cumbre.

En ese sentido, el Secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias, acaba de plantear en Montevideo que el Mercosur debe otorgar “más flexibilidad o tener aperturas” para “los países pequeños”, de forma que puedan realizar hacer acuerdos comerciales extra zona para mejorar su inserción internacional.

Ese es el tema que para Uruguay sería de mayor interés, en lugar de buscar que Venezuela entre al bloque por una puerta del costado, lo que daría peor imagen a un Mercosur que ya viene muy desgastado.

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