Aún en su torpeza más genuina, la imbecibilidad como condición humana inquietó a mentes lúcidas como Humberto Eco, quien la clasificó en “El péndulo de
Aún en su torpeza más genuina, la imbecibilidad como condición humana inquietó a mentes lúcidas como Humberto Eco, quien la clasificó en “El péndulo de