Agobiado por el escándalo desatado en la empresa estatal Petrobras, el Gobierno brasileño se enfrenta ahora a otro foco de preocupación, pues por primera vez
Sorpresivamente, sin anestesia, Fernando Lugo -en uso de sus atribuciones constitucionales- cambió de dos plumazos (decretos) a los dos directores de los entes binacionales hidroeléctricos