MANIFIESTO DEL 5°. ENCUENTRO FEMINISTA DEL PARAGUAY
“Estamos en este espacio feminista construido por organizaciones y redes diversas con ganas renovadas de compartir, conocer, discutir, criticarnos, reír y aprender desde nuestro deseo cada vez más fuerte de un país y un mundo mejor, que solo puede ser conseguido transformando las desigualdades injustas entre los seres humanos. Como mujeres que históricamente hemos sido tratadas con desigualdades y discriminaciones reconocemos las diferencias y pluralidad como riquezas humanas. Aprendimos con claridad que ser diferentes no es igual a ser menos. Por eso, un país y un futuro mejor no podrán conseguirse mientras se quite derechos o se discrimine a cualquier persona”, expresa el manifiesto del 5° Encuentro Feminista del Paraguay, que se desarrolló durante tres días y finalizó ayer en Asunción y que contó entre otras organizaciones con el apoyo del UNFPA.
En otro momento, resalta que“no somos ni seremos cómplices de los crímenes de odio y de las muertes que el patriarcado sigue ejecutando todos los días con la violencia hacia las mujeres. También ponemos la cara por las travestis, las trans que son también ejecutadas bajo el amparo de esta misma injustica. No somos cómplices de ninguna clase de pena de muerte, disfrazada como discurso opresor como defensa de la vida. Las mujeres sabemos bien que ésta es la defensa de la vida, como precursoras de la agricultura, como semilleras de la tierra. La tierra también amenazada por los dueños del veneno que pretende privatizar el derecho al alimento, al agua, al sol y a la vida. Con la lógica del monopolio y la eliminación de la diversidad en la naturaleza, la soberanía alimentaria es también la soberanía de nuestros cuerpos”.
Indicaron que durante este “encuentro de resistencias, placer y pluralidad, desde la diversidad de nuestras luchas ponemos la cara, nuestras voces, manos y pies porque no somos cómplices, no nos callamos, ponemos el trabajo y nos comprometemos a avanzar y exigir que la política, el placer y el poder dejen de ser espacios vedados, prohibidos o penalizados para las mujeres”.
Exigieron al Estado que la igualdad laboral, en relación a todas los demás trabajadores y trabajadoras, sea una realidad para las trabajadoras domésticas; que haya justicia en el caso Curuguaty; que la soberanía alimentaria sea una realidad; que se reconozcan los derechos de las lesbianas; que se garantice una política nacional de cuidado, especialmente de guarderías con acceso universal para las mujeres trabajadoras.
Que, además, el Estado cumpla su deber de investigar y hacer justicia en el caso de asesinatos a personas trans; que nuestros derechos sexuales sean respetados y nuestros derechos reproductivos sean garantizados; que las niñas y adolescentes accedan a una educación sexual con igualdad y sin riesgo sexista; que el trabajo sexual sin explotación sea reconocido como trabajo; que se despenalice el aborto por la vida de las mujeres y contra su muerte; por el pleno reconocimiento, ejercicio y realidad de los derechos de los pueblos indígenas del Paraguay.
Finalizaron remarcando que rechazan todo tipo de violencia contra las mujeres, contra la soberanía de nuestro cuerpo, contra nuestros derechos a decidir, contra la criminalización de defensores de derechos humanos.
(Fotografía: ©UNFPA/Paraguay/Carolina Ravera Castro)
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