El 26 de abril de 1991 la mafia abría fuego, justo en el “Día del Periodista”, contra Santiago Leguizamón, director de Radio Mburucuyá, de Pedro Juan Caballero a la vista de medio mundo y a cara descubierta. Ya pasaron 20 años de este crimen sin sentido sin que exista un solo condenado. El periodista había cumplido el mes anterior 41 años de edad.
Monumento a Santiago Leguizamón, en el sitio donde fue acribillado
El largo y lento proceso judicial ha sufrido cambios frecuentes de jueces y fiscales que han sido amenazados, sospechosos que han sido liberados, pruebas y testigos que han desaparecido. La SIP presentó este caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y ha reiterado ante las principales autoridades paraguayas su pedido de justicia. El presidente Fernando, Lugo dispuso en marzo de 2009, a instancias de la SIP, las gestiones pertinentes ante el Poder Judicial para el esclarecimiento del citado crimen que aún se mantiene en la impunidad desde hace dos décadas.
Durante mucho tiempo el Paraguay no tuvo libertad de prensa ni de expresión; fueron tiempos muy obscuros que cimentaron la enorme desinformación existente en el país. Desde 1989 las cosas ha variado de manera explosiva y hoy la libertad de prensa paraguaya es prácticamente total. Una legión de periodistas con un nivel creciente, se disputan el favor del público, desde las columnas de los diarios, las cámaras de televisión o los micrófonos de las radios. El Día del Periodista sorprende al Paraguay con una prensa fuerte, que fue, en los últimos tiempos el verdadero sostén de la democracia. El proceso de fortalecimiento de la libertad de prensa, ha tenido -sigue teniendo- sus altibajos
POR QUÉ DÍA DEL PERIODISTA
En recordación de la aparición del primer número del periódico ”El Paraguayo Independiente”, el 26 de abril de 1845, escrito y editado por Carlos Antonio López, a la sazón presidente del Paraguay, que adoptó el lema “Independencia o muerte”.
Se publicó con el objetivo de defender la Independencia del Paraguay. El último número se editó el 18 de septiembre de 1851 cuando, tras la caída de Rosas, ésta fue reconocida por la Confederación Argentina. Al despedirse de sus lectores dijo: “Nuestro papel concluye con este número y al cerrarlo tenemos la íntima complacencia de felicitar a nuestros compatriotas por la consecución de los grandes objetivos de la República”.
