13 de abril: Domingo de Ramos
El domingo de ramos, primer día de la Semana Santa, la cristiandad conmemora la llegada de Jesús a Jerusalén, recibido por una multitud con ramas de olivo en las manos, aclamado como Mesías días antes de la Pascua Judía.
Hoy lo recordamos en el rito de la procesión de las palmas por los cristianos y el anuncio de la Pasión con la proclamación de la narración evangélica en la misa. Los fieles celebran el «Domingo de Ramos» con lo que se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, rememorando el pasaje evangélico. Durante la ceremonia de la misa se da lectura al relato completo y dramatizado de la Pasión.
En el inicio de la Semana Santa miles de fieles concurren a los templos para lograr la bendición de las «palmas» elaboradas en Paraguay con la hoja del pindó, adornadas con ruda y flores.
Los ramos no son algo así como un talismán, ni un simple objeto bendito, sino el signo de la participación gozosa en el rito procesional, expresión de la fe de la Iglesia en Cristo, Mesías y Señor, que va hacia la muerte para la salvación de todos los hombres.
Por eso, este domingo tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, que es lo propio del Misterio Pascual. Los días que van hasta el Jueves Santo pertenecen al tiempo cuaresmal, pero están caracterizados por los últimos acontecimientos de la vida del Señor, con exclusión de otras celebraciones En la Semana Santa se celebran los misterios de salvación realizados por Cristo en los últimos días desde su entrada mesiánica en la ciudad de Jerusalén.
De acuerdo a los Evangelios Canónicos, la Entrada a Jerusalén describe el momento en que Jesús de Nazaret entró triunfalmente a esa ciudad montado en un burrito, en medio de una multitud que lo aclamaba como el Hijo de Dios, el primer día de aquella fatídica semana de su Pasión y Muerte. El Domingo de Ramos conmemora este hecho. Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes.