Después del “tirón de orejas”, casi se duplicó la recaudación aduanera

El día después de la reunión entre el presidente Horacio Cartes y los principales jefes aduaneros demostró el verdadero potencial de recaudación de la entidad.

Infografía: abc.com.py
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En esa fecha, 11 de febrero, los ingresos casi duplican el promedio diario de recaudación histórica que registra el ente. El dato muestra claramente la dimensión del escandaloso robo que se registra mediante cobros paralelos.

El Presidente de la República convocó el pasado lunes, 10 de febrero, a los administradores y jefes de fiscalización de todas las administraciones aduaneras del país para una reunión en Palacio de López.
En la ocasión les aclaró que nunca pidió “maletines” ni existe la tan comentada “recaudación para la corona”. Les exigió acabar con las recaudaciones paralelas y les emplazó a que en el más breve plazo mejoren sustancialmente los ingresos de la institución.

El martes 11 de febrero debería ser expuesto por las autoridades aduaneras como el del récord de recaudaciones que de tanto en tanto lo propalan. Ese día la entidad logró ingresar más de G. 47.000 millones, cuando el promedio de febrero hasta el 10 fue de apenas G. 27.000 millones.

Precisamente, solo para tener un parámetro del fenomenal robo que existe en la institución, basta con mirar que el lunes 10, día de la reunión con Cartes, los ingresos apenas llegaron a G. 22.000 millones.
Otra muestra es que en ninguno de los días previos de febrero se observa una importante recaudación, y lo máximo registrado fue el jueves 6, cuando se alcanzó G. 37.000 millones.

En enero pasado, el director de Aduanas, Nelson Valiente, difundió un informe que resaltaba la mayor recaudación en la historia de la Aduana. Ese mes el promedio de ingresos fue de apenas G. 27.000 millones.

Lo llamativo de todo es que ayer, 12 de febrero, volvieron a caer los ingresos. Fuentes de la propia institución explican que el martes 11 reinó confusión en la institución, porque luego de la reunión con el Presidente no quedaba claro a quién debían responder las piezas de las “roscas” distribuidas en las diferentes administraciones; y no quedó otra que recaudar.

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