A 25 años de la caída de Alfredo Stroessner: «Justicia. La gran deuda de la democracia paraguaya»

Treinta y cinco años llevaba en el poder el general Alfredo Stroessner cuando fue depuesto el 3 de febrero de 1989, por su consuegro, el Gral. Andrés Rodríguez. Stroessner tuvo en Brasil un aliado, un asilo y una tumba

alfredo_stroessner-1“A 25 años de su caída, los brutales crímenes de la dictadura permanecen impunes en Paraguay. «La Justicia es la gran deuda de la democracia paraguaya», afirmó el Dr. Martín Almada

«Stroessner ya no está, pero mucha gente que se benefició con la dictadura sigue aún en el poder. Esa es la razón por la que no hay justicia por los crímenes que se cometieron entonces».

Almada, abogado y educador paraguayo, descubridor de los «Archivos del Terror» del Plan Cóndor, fundador de «El Museo de las Memorias» de Asunción y merecedor del Right Livelihood Award (también conocido como «Premio Nóbel Alternativo»).

EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS Cámara de Diputados, Juan B. Ramírez Brizuela, realizó un discurso en la Sala Bicameral del Congreso Nacional.“Todas las conquistas que hemos alcanzado deben ser defendidas con patriotismo”.

“Dejaste de creer en Dios pero tampoco creíste en el pueblo con la verdadera mística de la revolución; única que lleva a un verdadero conductor a identificarse con su causa; no a usarla como un escondrijo de su absoluta vertical persona en la que ahora pastan horizontalmente los gusanos… Todo movimiento verdaderamente revolucionario, en los actuales tiempos de nuestras Repúblicas, única y manifiestamente comienza con la soberanía de un todo real en acto. Un siglo atrás la revolución comunera se perdió cuando el poder del pueblo fue traicionado por los patricios de la capital. Quisiste evitar esto. Te quedaste a mitad de camino y no formaste verdaderos dirigentes revolucionarios sino una plaga de secuaces atrillados a tu sombra”. (“Yo, El Supremo”, Augusto Roa Bastos). 

Mi intención al citar la inspiración del escritor compatriota con relación al gobierno que hace mención la obra y el que fuera depuesto el 02 y 03 de febrero de 1989, no es la de comparar a los gobiernos, totalitario de Stroessner y autocrático de Francia, que son diametralmente opuestos en sus realidades históricas, económicas y culturales, sino señalar que esta narrativa de 1974 desde su publicación, generó la polémica de la comparación y entendemos que el autor, quien fue testigo y víctima del exilio y la separación que vivió el pueblo paraguayo, cuando en nuestro país nos eran negadas las libertadas individuales y que llevó a que esta obra fuese una de las máximas expresiones de nuestra narrativa y prenda de orgullo para nuestro país. 

El ganador del premio Cervantes, profundo conocedor de la realidad de la época, pretende con su obra, escrutar el pasado para lanzarlo al futuro en función de inapelable vaticinio, quien mejor que Augusto Roa Bastos para expresar el deseo de volver…

La lucha por la libertad del pueblo paraguayo, y lo que recordamos hoy, la gesta del 2 y 3 de febrero de 1989, tuvo costos para la ciudadanía paraguaya en todos sus tiempos. Los demócratas de hoy vivimos ante el amparo de la libertad y la justicia y es nuestra obligación, mirando para adelante no caer en la letanía del olvido.

Los Carlos y los Victor quedarán en la historia, la victoria no tiene sustitutos, para que existiera insurrección, el uniformado tuvo que ceder a la orden inexcusable del pueblo que previamente demostró con su larga y digna lucha por la democracia desde sus orígenes, el mérito superior del itinerario de sangre y sacrificio de miles de paraguayos que dieron lo mejor de sí, su vida misma, para la conquista de la libertad del pueblo. No nos está permitido olvidar a los mártires de las Ligas Agrarias, los miembros del FULNA, el movimiento 14 de Mayo y los innumerables muertos y desaparecidos.

Entrados los 80, el modelo autoritario que se había impuesto en América Latina y que había gestado lazos asesinos de colaboración entre las dictaduras como el denominado OPERATIVO CÓNDOR, empezaba a sucumbir.

El ACUERDO NACIONAL, integrado por el Mopoco, el Partido Revolucionario Febrerista, el Partido Demócrata Cristiano, y el Partido Liberal Radical Auténtico, se convirtió en la herramienta política más amplia e integradora para derrocar a la dictadura y restablecer la democracia en el país, mientras, las Marchas del Silencio en las calles de Asunción expresaban su descontento y la urgencia de la libertad, bajo el liderazgo del inolvidable Monseñor Ismael Rolón.

Presidente Horacio Cartes: HAN PASADO 25 AÑOS DEL INICIO DEL PROCESO DEMOCRÁTICO, EXISTEN AÚN TUMBAS NN DE CIENTOS DE PARAGUAYOS CUYOS RESTOS DEBEN SER ENCONTRADOS, IDENTIFICADOS Y ENTREGADOS A SUS FAMILIARES. ES UN DEBER QUE TENEMOS TODOS, EN ESPECIAL LA CLASE POLITICA.

En estos 25 años de democracia, pudimos vivir como hombres y mujeres libres, se incorporaron nuevas instituciones al Estado paraguayo, El Tribunal Superior de Justicia Electoral, convoca y realiza elecciones regulares con incuestionables resultados, creación de municipios, emancipación de distritos, gobiernos nacionales y subnacionales que gobiernan conjuntamente bajo un nuevo concepto Constitucional.

Hemos recuperado la libertad de expresión, y en el marco de un Estado Social de Derecho, creemos en la soberanía e independencia patria, frente a un constante relacionamiento con la Comunidad Internacional.

Nos queda entonces, en honor a los mártires antes citados, seguir luchando por mantener la paz social, en asegurar al paraguayo un techo digno, igualdad de oportunidades, un verdadero régimen de Bienestar Social con Salud Gratuita, y una Educación Integral y Permanente.

Asimismo, debemos reconocer que el mayor flagelo que sigue azotando a nuestra patria es la corrupción, que si bien la vemos como institucional, afecta moralmente a todos los ciudadanos.El costo de la libertad para el Estado es su perfeccionamiento constante, el reclamo ciudadano en relación a los servicios que el Estado debe brindar, son la rutina de la democracia. Esto se traduce en compromisos que el hombre público debe cumplir, de lo contrario, el pueblo puede cuestionar el sistema democrático. Es por eso que todas las conquistas que hemos alcanzado deben ser defendidas con patriotismo, en espera de un devenir importante para la Patria, y que los años de bonanza económica también puedan llegar a todas las bases más necesitadas y populares de nuestro pueblo, con políticas públicas desarrolladas con equidad y equilibrio.

Viva el Paraguay libre y soberano