La riqueza natural del Alto Paraguay, con su fauna, flora y la hospitalidad de su gente, impactó a un grupo de universitarios japoneses que visitó la zona. Al mismo, tiempo se quedaron sorprendidos de la pobreza y no se explican cómo no existe ruta asfaltada en la región
Los 15 universitarios llegaron al Paraguay en el marco del proyecto encarado por la Fundación para el Desarrollo Sustentable en las Américas del Norte y del Sur. Es la decimoquinta delegación que destina una parte de las vacaciones para visitar la zona del pantanal a fin de enriquecer sus conocimientos y luego impregnarlos en sus trabajos prácticos.
Los jóvenes estuvieron en la comunidad indígena chamacoco de Puerto Diana, ubicada en las proximidades de Bahía Negra, a unos 900 kilómetros al norte de Asunción, en la ribera del río Paraguay. Allí se abocaron a la pintura del local escolar, a repartir víveres y a participar de jornadas de integración con los niños y jóvenes.
Takanobu Ito, uno de los jóvenes que estuvieron en la región, explicó que Alto Paraguay tiene una belleza única. Su flora, fauna y la hospitalidad de población son riquezas que contrastan con la pobreza que existe en la zona. No se explica cómo los pobladores no tienen caminos asfaltados para explotar el turismo ecológico y de aventura. Actualmente, está muy aislado y la gente necesita asistencia.
Kuniyoshi Kamada calificó de “impactante” todo lo que vio, pero lamenta que los indígenas y gran parte de los pobladores de Bahía Negra no tengan agua potable ni energía eléctrica permanente. “Allá la gente es muy hospitalaria, pero hay mucha pobreza, y si tienen acceso seguro para entrar y salir, pueden mejorar sus condiciones de vida”, resaltó.
Nichica Kabakino indicó que los niños son muy puros y abiertos. El idioma no fue una barrera para la integración. Ellos deben tener un mejor futuro. Se maravilló igualmente de la naturaleza y de las noches estrelladas a orilla del río.
No es la primera vez que universitarios japoneses visitan el Alto Paraguay. En anteriores ocasiones, también trajeron ayuda a las instituciones educativas de las localidades ribereñas.
Michihito Sano, miembro de la fundación y con varios años de residencia en el Paraguay, resaltó la importancia del interés que muestran los universitarios japones en el Alto Paraguay. Al respecto, indicó que ellos se sienten impactados con tanta belleza natural, y al transmitir sus experiencias en Japón, sus congéneres se interesan en venir al Paraguay para ampliar sus conocimientos y plasmarlos en sus trabajos prácticos. Este es el decimoquinto grupo que llega al país. Valoró, igualmente, la predisposición de los universitarios porque, teniendo tantas otras alternativas para las vacaciones, vienen aquí para fomentar el intercambio cultural, además de promocionarlo, y eso contribuye para que el país sea conocido en Japón.
Los jóvenes son de varias carreras universitarias. Preguntado cómo se entendían con los indígenas, la mayoría dijo que se comunicaban con señal. La experiencia para ellos fue única, porque significó salir de la ciudad de los rascacielos e introducirse al mundo natural. Finalmente, afirmaron que esta visita fue muy placentera por la hospitalidad que les brindaron los chaqueños.
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