E.P.P.: más violento que el Ejército Islámico
Digamos las cosas por su nombre: El EPP, Ejército del Pueblo Paraguayo, es de por sí una asociación ilícita creada para cometer todo tipo de delitos con el fin de obtener dinero y/o amedrentar a la población con crímenes, que realizan sin el menor remordimiento.
La masacre perpetrada en Arroyito el sábado pasado, donde el EPP dinamitó el vehículo que conducía a ocho integrantes de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) -a los que luego remataron con metralla- demuestra claramente que su violencia es superior al del Ejército Islámico ya que el EPP la ejerce contra sus propios compatriotas. Esto suponiendo que sean paraguayos. Y como tal, renegados de su nacionalidad.
Esta banda de delincuentes -que comete con alevosía actos deliberados contra la sociedad y que por eso mismo fueron declarados fuera de la ley- mantiene secuestrados hasta hoy a tres inocentes con el único propósito de engrosar su fortuna mal habida con el pago de los rescates.
Mientras tanto siguen asesinando a gente humilde a la que -con total cinismo- dice defender, poniendo de luto a familias enteras y llenando de indignación al verdadero pueblo paraguayo: trabajadores, agricultores, estudiantes, amas de casa, madres, hermanos, esposas e hijos.
Por otro lado, el accionar de esa pandilla que tiene en zozobra a nuestro país, es condenada por todas las naciones civilizadas del mundo, nuestras autoridades responsables de combatir este flagelo se ven rebasadas por los sucesos.
La FTC, compuesta por efectivos militares y policiales creada por el gobierno paraguayo para combatir a esos mercenarios aún no ha tenido éxito en su tarea de extirpar esa lacra terrorista.
Para eso no sólo necesita modernizarse sino también requiere, fundamentalmente, sí o sí el concurso de la población donde están asentadas geográficamente las víctimas, la participación de todas las fuerzas vivas de la sociedad y que los tres poderes del Estado converjan en aunar esfuerzos y voluntades para eliminar a esta pseudo organización revolucionaria.
Y si eso no llegara a funcionar, el gobierno tiene la facultad de imponer “por conmoción interior” el estado de sitio en los departamentos afectados para reprimir con energía a estos verdaderos genocidas.
“Toda persona tiene el derecho a ser protegida en su libertad y en su seguridad”, dice el artículo 9 de nuestra Constitución Nacional.
A tal fin, al ejecutivo no le debe temblar la mano
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Para más información leer:
Guerrilleros o terroristas: La historia de cómo nació el EPP
En 1992 se decidió crear una organización guerrillera como brazo armado clandestino de Patria Libre. La primera acción fue el intento de robo a un banco en 1997. El nombre EPP se adoptó en 2008 (VER ARTÍCULO PUBLICADO POR ANDRÉS COLMÁN GUTIÉREZ EN DIARIO ÚLTIMA HORA DEL 22 DE AGOSTO DE 2013)