Y lo liberaron a Fidel

Rafael Luis Franco

Por suerte, fortuna, gracias a Dios y a las personas que negociaron, que pudieron pagar lo que los delincuentes pedían, Fidel Zavala volvió con vida.

Que en definitiva eso es lo más importante, la vida; algo que saben bien los delincuentes que mantuvieron en vilo a la familia y a la sociedad durante más de tres meses. Claro, a ellos no les interesa la vida de los demás, son iguales o peor que los que intentaron matar al jugador Cabañas, que por dinero o por encargo, vaya uno a saber, le pegaron un tiro como si fuera un objeto, no les importa la vida humana, el dolor de la familia y menos la congoja que produjo en los cientos de miles de admiradores del futbolista; a estos criminales, sicarios y secuestradores, la única vida que por ahí les puede interesar es la suya y gustan vivir bien a costa ajena. Y que no argumenten que el dinero del secuestro es para la revolución, contra el imperialismo, para instaurar un gobierno del pueblo, etc., ese verso está gastado: son delincuentes comunes y el Pueblo, con mayúscula, les dio en todo este proceso, como en los anteriores secuestros, la espalda y su repudio generalizado.

La payasada de exigir que se entregue carne a la gente necesitada antes de su liberación los dejó aún más en ridículo; si bien ésta fue recibida, no es cuestión de que se pudra y se tire, muchos dejaron clara su posición y solidaridad con los Zavala y los más dignos en este asunto fueron los nativos Mbya Guaraní, pobres pero dignos, que rechazaron el alimento justamente por provenir de una extorsión y no querían ser cómplices, gesto que el mismo Fidel Zavala destacó y agradeció personalmente. Aparte de la inmensa cantidad de lectores que dejaron sentada su opinión en los medios repudiando este hecho.

Y entre las cosas que escribí en la nota anterior “El secuestro de Fidel nos afecta a todos”, recuerdo que estaba el párrafo siguiente, que deseo reiterar: “Una medida que creo urgente se debe llevar adelante, es apoyar la eliminación de las listas sábana; que los legisladores no sean elegidos por padrinos o porque tienen plata para comprar el puesto; si quieren que este Poder (el Legislativo) represente realmente los intereses del pueblo éstos deben ser elegidos por el pueblo, sus mandatos se deben renovar cada comicio y no ser eternos; de ellos dependemos que haya leyes que protejan al ciudadano común y se apliquen, de ellos dependemos que hayan jueces probos e idóneos, de ellos dependemos que las fuerzas de seguridad sean conducidas por gente capaz y decente. (…) Al pueblo le debe importar más que nada sanear el poder Legislativo, ya que éste es su auténtico representante; y si en un futuro logramos tener una mayoría de senadores y diputados elegidos en listas abiertas sin duda será para mejor; tomemos el ejemplo de los países más desarrollados donde el Parlamento es la fuerza más importante para sus habitantes”.

Y lo volví a transcribir, no sólo porque el liberado Fidel lo primero que declaró después de su liberación fue que hay que terminar con las listas sábana, sino porque hay que remachar este tema hasta el cansancio o hasta que se logre esta resolución, ya que si queremos vivir en una auténtica democracia somos nosotros, la gente común, la que debe elegir al legislador y no don Corleone; esto va también para los concejales municipales, que también arman su sábana.