Por Brigitte Colmán – @lakolman (*)
La gran cocinada está por terminar, ya se acerca el día en el que un grupete obsesionado por retener el poder decidirá si, después de 28 años de democracia, decidimos ser un país de cuarta, rasca, bananero, corrupto, pirata, y que está a punto de no clasificarse a un segundo Mundial de Fútbol consecutivo, o queremos seguir intentando ser un país más o menos serio.
Se calienta una olla y se va echando en ella a varios senadores. Colocarlos bien juntos y revueltos, de todos los partidos, colores y tendencias, antiguos golpistas con golpeados le dará mejor sabor al mejunje. Después, agregarle varias planillas con firmas truchas; una tacita de no entiendo lo que pasa; agregarle unas cucharadas de no me importa nada yo lo que quiero es que Repetto se vaya de Olimpia; más varias medidas de yo hago lo que quiero porque para eso les pago a mis gerentes, mezclás todo eso y metés la masa al horno, después de un rato, ¡ya está! Calentita sale la reelección vía enmienda. Se recomienda tener preparado un té de boldo; el plato es tan pesado como inconstitucional.
La invitación a la gran cocinada que están enviando los colorados es una verdadera propuesta indecente, y es una vergüenza que haya tantos dispuestos a complacerles.
No es no. Todo el mundo sabe a estas alturas que el artículo 229 de la Constitución Nacional paraguaya, que habla de la duración del mandato del presidente y del vice, dice bien que «no podrán ser reelectos en ningún caso».
Y que si legítimamente quieren cambiar la duración del mandato presidencial pueden hacerlo cuando gusten, pero no pueden hacerlo vía enmienda. Eso es lo que dice el artículo 290: «No se utilizará el procedimiento indicado de la enmienda, sino el de la reforma, para aquellas disposiciones que afecten el modo de elección, la composición, la duración de mandatos o las atribuciones de cualquiera de los poderes del Estado».
Pueden incorporar la reelección en la Constitución, pero solo a través de una reforma constitucional. La cuestión es que ya no hay más tiempo para eso.
Pese a todo, seguirá el presidente con sus planes de incorporar la reelección a través de enmienda y referéndum, para preguntarnos gua’u nuestra opinión. Aunque ya sabemos que ese referéndum va a generar en el pueblo paraguayo menos interés que un mundial de cricket.
Lo único positivo de este desmadre es que desde hace meses habemus un montón de expertos constitucionalistas. Ahora lo que necesitamos es un pueblo paraguayo que diga que no.
(*) ultimahora.com
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