Por Benjamín Fernández Bogado

@benjalibre

América Latina muestra un nuevo rostro demográfico con unos jóvenes que ingresan a la política con una mirada y prioridades diferentes a las de sus padres o abuelos. Se enfrentan ante un reto de construir su propia épica y con ella enfrentar el reto que permita que su generación no haga que sea la primera que no supere a la de sus padres

Son más pragmáticos, menos ideologizados, requieren un nivel de gestión que se construya de cara hacia el futuro y que huya de las cruzadas del pasado con enemigos reales e inventados. Estamos viendo que el electorado no solo cambia de edad sino de intereses y aliados.

Son capaces de sostener una huelga de estudiantes en uno de los países de mejor desarrollo educativo, como Chile, y de contestar al poder desde una perspectiva nunca antes conocida. Los estudiantes universitarios paraguayos que acabaron con la plana directiva del más antiguo centro académico lo hicieron sin violencia y basando sus alegatos en una posición contraria, contra la corrupción y la escasa calidad de la educación que reciben y que no responde a los retos del futuro.

Son más libres, menos contenidos por las consignas y más claros en sus reclamos. Apuntan a la debilidad mayor de los gobiernos del subcontinente, que es la pobre gestión de carácter administrativo que se intentó de manera inútil de ponerlo a un lado, sobre la base de una retórica confrontacional que terminó con una crisis económica que demostró que era solo un argumento distractivo que buscó esconder las incompetencias y corrupción del régimen.

Las cadenas nacionales por radio y televisión aburren tanto que el nuevo electorado se informa más en las redes sociales que en los medios tradicionales. Por aburridos y reiterativos han acabado no solo con el mensaje, sino también con los medios.

Esta mirada cambiará la ecuación del poder en todo el subcontinente, pero permanecerá con cualquier gobierno que asuma la conducción. Los plazos de ejecución serán mas cortos y las demandas de eficacia mayores. No es casualidad que el 51% de los municipios en Estados Unidos tengan alcaldes contratados por los miembros de la junta municipal o de vecinos porque saben que la labor ejecutiva debería estar lo menos contaminada de elementos de la baja política con su carga de nepotismo o clientelismo.

Vamos a modelos nuevos de gobernar, miradas heterodoxas que buscan soluciones creativas a los viejos problemas. El tema es la gestión, el hacer y no el de distraer. Ésa será la característica central de los gobiernos en democracia por venir.

Se privilegiará al que hace sobre el que dice que sabe hacer y no procura el bienestar de la gente. Vamos a una mirada desde la eficacia a gobiernos que no podrán sostenerse más con la simple retórica de buscar y encontrar enemigos ciertos o irreales. Concentrarse en los problemas reales de la gente.

Menos cháchara y más acciones concretas hacen parte de un esquema de gobierno del cual será muy difícil sustraerse en los tiempos actuales. La democracia se ve demandando desde la perspectiva de los nuevos votantes acciones concretas sobre temas de los que se habló demasiado pero se hizo poco.

La composición demográfica, las demandas reales de la política y la búsqueda de soluciones concretas nos muestran una democracia más concentrada en la carne que en la harina del pan que la contiene.

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