Reformar … qué? … con quién?
Estimados compatriotas:
Hace una semana, gente del gobierno nos anunció muy oronda, que van a encarar la REFORMA DEL ESTADO. Y de inmediato pensé en el “elenco de primeras figuras” del mundo político partidario que tendría a su cargo, semejante tarea. Y al borde de la desesperación … escribí cuanto sigue.
REFORMAR … QUÉ? … CON QUIÉN?
Jorge Rubiani– jorgerubiani@gmail.com (*)
Cuando alguien en mi casa reclama: “¡Hay que bañar al perro! … ¡hay que regar las plantas!” …” o, “hay que ir al supermercado”, entiendo claramente que gané la votación. Que ese “hay que”, soy yo.
Es casi la misma disyuntiva puesta al Gobierno Nacional que acosado por el clamor de “que hay que reformar el Estado” … decidió hacerlo. Es decir: bañar al perro o reformar el Estado. Que sería casi lo mismo considerando el rigor que suele poner el Gobierno en estos asuntos.
Porque si prestamos atención al anuncio, los que pretenden reformar el Estado son los mismos que desde que “somos democráticos” se han aprovechado de todas las debilidades del sistema, omitiéndose de la obligación de consolidar la democracia, de mejorarla y que de su virtuoso venero se pudiera concretar una vida mejor para los paraguayos. En resumen y para simplificar: los “reformadores” quieren hacernos víctimas de sus reformas. Una vez más …
Para ver con mayor claridad la situación: los que se protegen con fueros y que se niegan a transparentar los mecanismos electorales; los que han bastardeado el correcto funcionamiento de las instituciones de la República alimentando de cargos a su clientela partidaria, junto a otras vergonzosas formas de adjudicación de inmunidades, impunidades y privilegios, quieren reformar el Estado. Los que se cubren unos a otros como si fueran logias mafiosas cada vez que la justicia olvida su indolencia y decide investigarlos.
El mismo Estado que admite a miles de planilleros, simples parásitos de los padrones oficiales; en uno de los países más carentes en materia de servicios, en niveles de educación y de cobertura sanitaria …. nos darían precisamente ellos, las reformas que necesitamos para salir del atraso?
¿Harían estos señores del poder que el Paraguay abandone la vergonzosa calificación que nos ubica entre los países más “adelantados” en la generalizada corrupción americana? Y cuyo Estado Nacional no hizo posible una sola condena por corrupción de absolutamente nadie vinculado al poder o a la función pública?
¿Qué reformas podrían hacer? Y … ¿cuán confiables serían las que hicieran? Y si aún las tuviéramos … ¿cómo se las implementaría? ¡… Si ni siquiera una “cuarentena” o un aislamiento propuesto para salvar vidas de la pandemia no se cumple como se ha ordenado…!?
Habría sido más “digerible” la intención si se convocara TAMBIÉN a compatriotas que hoy se hallan en los extramuros de las cortes político/partidarias. A aquellos que reputados por su personalidad profesional, por su sentido del honor, su experiencia y calidad académica, están en condiciones de hacer de contrapeso al impresentable contingente al que generalmente apela el Estado Nacional para sus Asesorías. Gente calificada que hubiese marcado las diferencias con el personal “de confianza” de los que mandan. Que si no están afiliados a un partido político o no militan en alguna interna … normalmente carecen de toda chance de actuación en el mercado laboral de la Nación.
Porque las reformas, las que son necesarias, ya no se deberían limitar a adecuar los salarios de los funcionarios públicos a la capacidad que tenga el Estado para pagarlos. No debería tratarse solamente de evitar la superposición de organismos o entidades con la misión de hacer lo mismo (sin que ninguna lo haga con calidad y eficiencia). No se trata de eliminar consejos y consejeros inútiles; evitar derroches, suprimir instituciones o cargos innecesarios entre otras medidas que son desde luego, completamente posibles y razonables. Ya no necesitamos una Carta Magna que eternice a los representantes en sus cargos con la potestad de asignarse salarios desmedidos, privilegios inaceptables ni alterar -bajo ningún concepto- el equilibrio de poderes.
Hoy se necesita una constitución que considere muchas otras metas de profunda complejidad. Porque ya lejos de la excitación que produjo la caída de la dictadura y habiendo “saboreado” los amargos 30 años desperdiciados en medio de la incertidumbre, anarquía y prácticas que no se concretaron en las esperanzas que teníamos los paraguayos sobre la democracia, hoy deberíamos plantearnos dimensionar el Estado de acuerdo a los problemas que tiene que resolver para la felicidad del pueblo. O para evitarle al menos, las penurias de tanto tiempo.
Es difícil predecir -de momento- qué sucederá en la POS pandemia. Pero una cosa es segura: habrá que refundar la República … renovar todo. Recomenzar. Con otros conceptos y sin que volvamos a equivocar el camino. Privilegiar la decencia. Debiéramos tal vez retornar a lo mejor de lo antiguo evitándonos lo peor de lo nuevo.
Porque en el Paraguay que esperamos, ya no deberían tener cabida los que se equivocaron tantas veces. Se trata de la última oportunidad que tenemos para acompañar a la humanidad que se propone al parecer, enderezar las cosas. Definitivamente…
(*) Jorge Rubiani: Arquitecto, urbanista, historiador, Columnista del diario abc.color .Autor de varios libros, entre ellos “Verdades y Mentiras sobre la Guerra de la Triple Alianza”.