Recuperemos la Dignidad Nacional

Ing. Ramón Montanía *

El sector eléctrico de la economía nacional es sin dudas el más importante de la República del Paraguay. A pesar de que es el único país del mundo que posee excedente de energía renovable, por increíble que parezca, el país adolece de un grave problema de suministro que le imposibilita atender su creciente demanda.

La grave deficiencia, resultante de la negligencia criminal de los gobiernos de turno, negligencia por cierto nunca investigada y, por ende, impune, priva al país, por la falta de energía eléctrica y por la mala calidad del servicio, de su derecho natural e incluso legal de desarrollarse.

Las industrias existentes tropiezan, desde hace varios meses, años incluso, con enormes dificultades para ampliar su capacidad de producción y las nuevas, definitivamente, duermen el sueño de los justos; porque gobiernos corruptos y vende patrias no titubearon en traficar con su futuro y hasta con su presente.

Sin embargo, hurgar sólo en el pasado para explicar el presente no es suficiente. Si nos olvidamos de las responsabilidades de la presente administración del Estado paraguayo, no solo sería torpe, sino también irracional, una suerte de catarsis para liberarnos de nuestras preocupaciones, pero sin eficacia alguna.

Los criminales que privaron al país de un porvenir venturoso con su inacción culposa, deben ser buscados e investigados para que alguna vez rindan cuentas ante la justicia; no obstante, no debemos callarnos ante la inacción del actual Gobierno, el que pese a sus dos años y dos meses en el poder hizo muy poco, por no decir nada, para ofrecerle a la patria una salida honrosa de otro infortunado momento de su historia.

Un somero balance de lo realizado nos instala ante la ausencia de decisiones fundamentales, de definiciones ineludibles de medidas, muchas de ellas de emergencia, de obras fundamentales. En efecto, no existe aún una política de Estado para el sector eléctrico. La Administración Nacional de Electricidad (ANDE) y las binacionales (Itaipú y Yacyretá) -siguen manejadas por “politiqueros” y “amigotes”, sin mucha idoneidad para el cargo.

Una vez mas, como el pasado, se rodean de “correligionarios”, parientes o amigos, marginando a profesionales de las propias empresas, en cuyo seno no solo adquirieron la experiencia que la universidad no les puede brindar, sino también especializaciones por las cuales pagaron sus usuarios, en definitiva el país.

La actitud del actual Gobierno con los profesionales independientes, esos que priorizan el interés nacional al partidario, razón por la cual no militan en partido o movimiento político afín al gobernante, a pesar de su capacidad, honestidad y patriotismo, tampoco fue muy estimulante. Lisa y llanamente no fueron, no son tenidos en cuenta a la hora de integrar los cuadros directivos o gerenciales de las empresas del sector.

Al priorizar el “amigazo”, tal como ocurría en tiempos de la colonia, es explicable que el entreguismo en las entidades binacionales sigue gozando de buena salud. Directores y consejeros paraguayos, con escasa preparación para los importantes cargos, no pueden ni quieren defender los intereses del país, hecho que explica con plena claridad que la hegemonía brasileña en Itaipú y argentina en Yacyretá antes que debilitarse se haya consolidado.

Las designaciones arbitrarias de los responsables de las empresas eléctricas, la carencia de una política pública para el sector, la improvisación, la ineficiencia y el despilfarro son hechos que siguen ocupando lugares relevantes en los medios de comunicación, como si el cambio del 2008 no hubiese ocurrido, lamentablemente sin trascendencia alguna para el sector.

La unión de profesionales independientes y de las empresas eléctricas, de profesores y estudiantes de ingeniería, de gremialistas independientes, con la clara decisión de manifestar y actuar contra la politiquería, el amiguismo, el prebendarismo, la corrupción, el entreguismo, la ineficiencia, etc. en el sector eléctrico nacional es el único camino que queda para realizar la promesa de cambio y hoy soslayada e incluso olvidada.

El viejo dicho “la unión hace la fuerza” es una imposición, un sendero insorteable si realmente pretendemos recuperar las banderas de la dignidad nacional, esas que flamearon en cien manifestaciones populares, incluso bajo la dictadura stronista, hoy arriadas por los líderes que se aprovecharon de ellas, por lo visto, sólo para ganar una elección.

*mundodelaelectricidad.com.py