Pensar y razonar
Rafael Luis Franco (frarafael@gmail.com)
Libertad de pensamiento no es lo mismo que libertad de razonamiento, el primero es libre y el segundo no. La libertad de pensamiento es mucho más vasta que la del razonamiento.
Con la libertad de pensamiento se puede decir y llegar a cualquier conclusión; con la libertad de razonamiento las conclusiones están acotadas por los hechos.
Así resulta que la libertad de pensamiento casi no tiene límites, solo depende de la imaginación del que “piensa”; mientras que la libertad del razonamiento está severamente limitada y cuestionada por la conciencia, y el IQ.
Entonces, si algo podemos deducir es que el pensamiento es libre y puede ser muy imaginativo, mientras que el razonamiento carece de libertad y su imaginación está limitada.
La libertad de pensamiento, entonces, se presenta como una magnífica oportunidad para llegar a la conclusión que uno desea, sea falsa o verdadera; mientras que la libertad de razonamiento nos restringe nada más que a una conclusión, que puede ser contraria a los propios intereses.
Por tanto, ¿qué pesa más en la búsqueda de la verdad?, si es que esta es la meta: ¿el pensamiento o el razonamiento?
Y la respuesta lógica y razonable que encuentro, aunque a mí no me parece que esté bien, es que todo depende del interés particular de cada uno y su conciencia. Porque así está barajado el mundo, entre gente que piensa y gente que razona, conscientes e inconscientes. Gente que piensa e imagina cosas para llegar a la conclusión que le interesa; y otros que están acotados, pero libres, a la realidad de los hechos y sus derivados, sujetos a su conciencia.
Pero a no desdeñar ni uno ni otro, menos por intereses vanidosos; ya que ambos, pensamiento y razonamiento, se complementan; y sobre todo sirven para proyectar un futuro; porque, qué hubiera sido de nuestra historia si un Cristóbal Colón no hubiera imaginado o pensado, contra todo lo razonable de su tiempo, una tierra redonda, o la aparición de un Jesús, Señor de la Historia, anunciando a sus discípulos el calvario que debía sufrir para marcar un antes y un después de su venida y sobre todo mostrarnos el camino de la Salvación; seguramente hoy sería todo muy distinto sin la intervención de estos personajes, algo inimaginable o impensable.
Lo que no podemos hacer son hipótesis sobre lo que no pasó, y menos argumentar sobre estas hipótesis, porque no es razonable, esto entraría en el plano de la divagación o, como dije antes, en el ámbito de la libertad de pensamiento, pero no en el de razonamiento.
Así se entiende que pensamiento y razonamiento se complementan perfectamente, pero el pensamiento sin el razonamiento puede llegar a ser un dislate total