Pato Donald o el chancho Porky
Hasta hoy, cada elección ha sido un evento independiente de la calidad del gobierno que la presidió. Así se han reiterado victorias de candidatos colorados luego de malos gobiernos del mismo signo; y la derrota en el 2008 ha sido más fruto del rechazo que supo generarse la actitud del entonces presidente antes que de la calidad de su gestión.
Si por antecedentes hubiera sido, la primera elección democrática allá por 1989, tendría que haber concluido con una rotunda derrota de la ANR, responsable de 35 años de un gobierno totalitario y altamente corrupto.
Con esta hipótesis, las elecciones del 2013 serán nuevamente una competencia de marketing y de venta de esperanzas, con poca o ninguna relación con la calidad de la gestión de este Gobierno ni de los anteriores. Por eso, la desesperada búsqueda de candidatos en la ANR y el PLRA y sus aliados, que puedan exaltar la imaginación del elector, antes que mostrar los antecedentes gubernativos de estos dos grupos políticos, que hasta hoy y en ambos casos, han estado muy por debajo de las expectativas ciudadanas.
No se percibe que ninguno de ellos tenga un proyecto de valor que deba ser continuado, y más allá de las simpatías y antipatías personales, ambos han sido demasiado parecidos. El día que el eslogan de una campaña electoral sea «continuismo» en lugar de «cambio», como ha ocurrido en la última en el Brasil, estaremos frente a un buen gobierno.
El candidato lo es todo, el pasado es irrelevante, esta es la consigna en cada elección. Esta costumbre puede cambiarse, siempre que un gobierno se sienta confiando que su gestión ha llenado las expectativas ciudadanas y que pueda convencer que si continúa hará las cosas aún mejor.
Pero ni este Gobierno ni los anteriores osan plantear la competencia electoral en estos términos, intuyen que no les irá bien. Prefieren la competencia de candidatos «puros» sin relación ni responsabilidad con el pasado. Pato Donald contra el chancho Porky, esa es la disputa.
Quienes no integramos ninguno de estos grupos políticos, nos encontramos prisioneros de la centenaria opción ciudadana bicolor, que hasta hoy sigue vigente, lo que nos dice que aún queda un largo camino que construir que permita a los paraguayos independizarse de sus propias esclavizantes adhesiones partidarias.
(*) Vicepresidente de Patria Querida.