Parque de diversiones

Por Caio Scavone (*)

Villarrica 15 05-14Primero tuvo que soportar varios cambios de nombres y luego un montón de transformaciones. El lugar era conocido inicialmente como “Carumbey”, por el cauce hídrico y el inquilinato que de ahí hacían las tortuguitas. Pasó posteriormente a llamarse “Balneario Municipal”, al que el intendente municipal de Villarrica de la época, José Benítez Chilavert, le concedió, en el año 1922, su primer hermoseamiento y el nombre de “Parque Ykua Pytã”. En el año 1936 el intendente Silvio Codas dispuso el nombre de “Parque Manuel Ortiz Guerrero”. Entre todo este mbaipy de nombres, le seguimos llamando Ykua Pytã.

Al sosegado lugar le llegó el azote, el hostigamiento y el atraso que empuja y transporta “la civilización” y cada mandamás de la ciudad comenzó a embutir y colmar el sitio con la dura y agresiva mampostería. Se llegó al colmo de construir un estadio deportivo con réplica del circo romano y luego le dieron un techado y una pileta de baño para motivar las enfermedades epidérmicas. La gota que colmó el Ykua Pytã fue una pista inservible en pleno lago y que hoy es sitio en donde toman sol y ratos de ocio unos patos y carpinchos.

Con la construcción de un estadio deportivo, inaugurado el 15 de enero de 1968, con levantar una pista en plena laguna, una piscina defectuosa y con llenar de cemento, piedra, cal, camineros, glorietas y pérgolas, el parque Ykua Pytã debe ya sentirse fatigado ante tanta demostración de mediocridad, debe estar molesto por el excesivo atropello a la prudencia y herido con cada hachazo que le proporcionan la ignorancia, el atraso y el salvajismo de los que deben ser sus custodios.

Es el parque atacado por la barbarie y sus brutos discípulos. Las amenazas ahora llegan desde otros sitios al Ykua Pytã y unos cuantos pytagua se acercan con sus intimidaciones y chantajes para levantar un supermercado dentro del mismo parque ante el aplauso de la misma gente que será perjudicada como la del Mercado Municipal Nº 1, ante la mirada cómplice y el coimero guiño de las autoridades municipales y ante un pueblo que verá a su parque convertido en el cementerio del sosiego, en un camposanto de la biodiversidad, en la sequedad de su riqueza hídrica y en el monumento de la enorme corrupción por la forma que usurpó el parque el señor Nery Filemón González Andino en épocas de la feroz dictadura del stronismo.

La Seam determinó la imposibilidad de innovar el parque por el alto riesgo de deterioro ambiental y por eso no da rienda al Estudio de Impacto Ambiental (EIA). Además, un parque no puede comprarse ni venderse salvo algún proceder del Congreso Nacional.

Nadie, en su sano juicio, puede estar en contra de la habilitación de uno o de muchos supermercados. Los villarriqueños debemos recibir sobre alfombras rojas y pétalos de rosas a negocios de esta naturaleza; pero existen muchos otros sitios en esta ciudad que no sea un club deportivo o nuestro plácido y boicoteado parque Ykua Pytã.

La semana pasada la Seam organizó –entiendo que con la vendida y vendada Municipalidad de Villarrica y la empresa Retail por el tenor de lo ahí escuchado– una audiencia pública que le retrata al tipo de villarriqueño por cuya causa la ciudad quedó muy rezagada en su condición de culta. Varios oradores aportaron argumentos irrisorios hasta pedantes y lo mejor fue la ponencia de la empresa Retail al anunciar que Villarrica se inundará de progreso y que ya ningún guaireño tendrá que rajar al exterior en busca de los horizontes y oportunidades del buen vivir. Ñanderricopáta…

El que anunció esta barbaridad es nada menos que uno de los imputados por el enorme contrabando de azúcar de la empresa Retail, gran responsable de reventar la producción azucarera de esta región.

Y si le seguimos votando al que vendió un parque y a sus ruines defensores y le recibimos con aplausos a una empresa a la que acusan de contrabandista de azúcar no podremos negar que somos unos reverendos tontos…

política@abc.com.py (14-05-14)