Paraguay, una nación bilingüe que rechaza los nombres en guaraní

María Sanz, Asunción (*)

Pese a que el 90 % de la población paraguaya se comunica en guaraní, el idioma todavía despierta recelos en ámbitos como el de la administración pública, donde el registro de nombres de personas en esta lengua precolombina causa desde el asombro hasta el abierto rechazo.

idioma guaraní 22-01-14

El nombre de Lautaro Ñamandú, con el que una pareja quiso inscribir a su hijo recién nacido en Asunción, provocó una reacción airada por parte de una funcionaria del Registro Civil, que se negó a inscribir al niño alegando que «odiaría a sus padres» por los apelativos elegidos.

«La funcionaria se puso muy violenta, nos maltrató, y se negó a inscribir a nuestro hijo. Nos dijo que ése no era un nombre para una persona, y nos preguntó qué clase de padres íbamos a ser», relató a Efe Rubén Cáceres, el padre del niño.

Cáceres explicó que Lautaro es el nombre de un guerrero indígena de la etnia de los mapuches chilenos, mientras que Ñamandú es un nombre sagrado en la mitología de los guaraníes, que hace referencia al origen del universo.

Los padres los escogieron por considerar que su primogénito, que nació de forma prematura y se encuentra desde entonces internado en un hospital, es un «luchador por la vida».

Sin embargo, la encargada de inscribirlo argumentó que no era posible «ponerle a un niño un nombre de indio», e insistió en que el pequeño renegaría de sus padres y sería víctima de acoso en la escuela, según contó Cáceres. Finalmente lo hizo ante la insistencia de los padres, aunque a «regañadientes».

«Nos parece que fue un acto de discriminación hacia la lengua guaraní», señaló Cáceres, quien explicó que, pese a que comprende este idioma, fue educado en castellano y tiene dificultades para expresarse en otra lengua. «Mi familia y la de mi esposa, que vienen del campo, sí hablan guaraní, y de pequeños nos regañaban en esa lengua. Pero al llegar a Asunción hubo una especie de desarraigo, y utilizamos más el castellano», relató Cáceres.

Según dijo a Efe el director de Planificación Lingüística de Paraguay, Miguel Verón, el caso demuestra la necesidad de «subir el estatus del guaraní». Detalló que pese a ser la lengua más utilizada en forma oral, no goza del mismo prestigio social que el castellano, más empleado en documentos escritos y ámbitos formales.

Se trata de una situación que los sociolingüistas denominan diglosia, y que en el caso paraguayo, según Verón, parte del paradigma del colonialismo, que oponía la «civilización», identificada con la cultura europea, a la «barbarie», representada por las culturas indígenas. «En 1848 el presidente Carlos Antonio López ordenó cambiar todos los nombres y apellidos de origen indígena. La lengua fue perseguida. Y no fue hasta 1967 cuando el guaraní se reconoció por primera vez como lengua oficial», señaló Verón.

Opinó que si bien el «complejo» por utilizar el guaraní en espacios públicos persiste en la sociedad paraguaya, en los últimos años «ha crecido el orgullo de hablar la propia lengua».»Rechazar una lengua es negar una parte de nosotros mismos. El idioma guaraní es la quintaesencia de la identidad paraguaya», afirmó Verón.

Recuperar los nombres en guaraní sería así una forma de reafirmar la identidad paraguaya, revalorizar la lengua guaraní y reivindicar las propias raíces, indicó Verón. «Los indígenas tienen una forma particular de identificar los lugares y las personas. Buscan una palabra que evoque las características de aquello a lo que se refiere. Los nombres tienen una filosofía detrás que pretendemos rescatar», indicó.

Palabras como Aramí, que significa «pedazo de cielo», Amambay, que quiere decir «helecho», Ysaty, que se refiere al rocío o Kuarahy, que significa «sol», son algunos de los nombres en guaraní más comunes en Paraguay, según Verón.

La Secretaría de Políticas Lingüísticas trabaja ahora de manera conjunta con el Registro Civil de Paraguay para elaborar un listado de los nombres más frecuentes para ambos sexos, y ofrecerlo como material de consulta para los padres. Con este material se pretende promover el uso del guaraní ya desde la cuna, pero también despejar las posibles dudas de los encargados de la administración.

(*) EFE