Paraguay: nuevos ministros
Rafael Luis Franco (frarafa@gmail.com)
El primero, de Agricultura, una andanada de críticas porque dicen, entre otras cosas, no tiene el secundario completo; además que hasta su propio padre lo acusó de ladrón. No se entiende su elección sino a partir de una complicidad político partidaria a la que lo que menos le importa es la Nación.
El segundo es el de la cartera de Interior. Todos sabemos que una necesidad urgente es sin dudas mejorar la seguridad, un tema pendiente que ha llevado a que crezca el índice de inseguridad; están a la orden del día los robos, asesinatos, secuestros, narcotráfico y un terrorismo junto a un crimen organizado que traspasa las fronteras. No es un tema de solución inmediata, es a largo plazo, porque debe ser tratado integralmente y con continuidad en el tiempo; nombrando a jueces probos, apoyo de fuerzas de seguridad a los fiscales que están en sitios alejados y la aplicación de leyes mucho más severas.
Por esto, permítaseme dudar que este nuevo ministro pueda llevar adelante semejante tarea, cuando su nombramiento es más político que técnico. Lo primero que ha hecho es nombrar un grupo de “amigos” para asesorarlo, uno cuestionado por corrupción; otro del entorno de Lugo, justamente al que se acusa de paternidad, entre otras paternidades, del EPP. Y más dudo cuando leo una declaración suya de corte netamente populista, “la situación de abandono es lo que fuerza a mucha gente a tener un acercamiento con estos grupos criminales”; algo parecido dijo hace poco el exministro de Economía argentino, marxista confeso y actual candidato a gobernador, este asoció pobreza y falta de trabajo con criminalidad, luego recibió una andanada de críticas de todos los sectores; incluso de los más pobres.
Bien, este señor, como se recordará, en su juventud fue miembro y presidente del PRF y desde esta tribuna atacó durante años, férreamente, la dictadura de Stroessner en las páginas del diario partidario “El Pueblo”; y ahora resulta que acepta ser ministro nada menos que del hijo del incondicional secretario del difunto dictador y sobrino de este, a la vez que promete mano dura y utiliza términos como “represión” con los delincuentes, tal como lo hacía don Alfredo. Un cambio notable que no muestra una coherencia ideológica, o tal vez sí y lo que no entendemos nada somos nosotros, los profanos.
Pero aparte de dudar de los resultados de esta nueva gestión o gestiones, me lleva a una reflexión final: está visto que en toda persona que ha hecho de la política una carrera gracias a una gran habilidad retórica, tiene latente en su interior un pequeño enano fascista o un corrupto en potencia, solo es cuestión de darle un poco de poder para que le aflore el Mr. Hyde que llevan adentro; y que no va a ser justamente con estos “profesionales” de la política que la Nación podrá salir adelante sino todo lo contrario, como viene aconteciendo