Paraguay: Más poco que mucho

 

Por José Antonio Vera *

Un alegre y algo irónico Fernando Lugo, celebró este lunes 15, con un discurso corto y fuerte, el tercer aniversario de su ascensión a la Presidencia de Paraguay, destacando los logros en los sectores de la salud, la educación, en programas sociales y en obras en las binacionales energéticas con Argentina y Brasil, Yaciretá e Itaipú.

“El proceso es el que pudimos, no el que queríamos”, comenzó reconociendo, para enfatizar que “las obras superan a la ficción de la mentira”, por lo cual continuaremos la lucha para que “no nos roben el sueño de qué color se pintará el nuevo amanecer paraguayo, cuando el arco iris de la esperanza llegó para quedarse”.

Recordó que mucha gente se burlaba de la decisión del Gobierno de la Alianza para el Cambio (APC) de renegociar con Brasil el Tratado de Itaipú, firmado en 1972 por los mandatarios generales Alfredo Strossner y Garrastazú Médicis, cabezas de las tiranías que asolaban entonces ambos países, que la interpretación más en boga, coincide en que fue un convenio leonino para el socio pequeño.A pesar del pesimismo de la oposición, Lugo y sus colaboradores persistieron y lograron que el Gobierno de Lula reconociera la inequidad del tratado y aceptara pagar 360 millones de dólares por año, en lugar de los 120 de la última década, por el excedente de energía que Paraguay no consume.

En tres años, Lugo logró imponer la gratuidad en la atención en salud pública, aunque el déficit en los servicios es enorme en insumos y personal, sumamente concentrado en los centros urbanos, y en los colegios cada alumno recibe un kits de útiles y, en muchas ciudades, tienen garantizado el desayuno.

“De 14 mil familias, en extrema pobreza, que el Gobierno anterior atendía, logramos llegar hoy a 120 mil”, y ese sector social, como otros, serán mucho mejor atendidos en los dos años que nos quedan de gobierno, porque contaremos con el ingreso de mayores recursos con la venta de nuestra energía hidroeléctrica.

A los ingresos que recibe el país por la explotación conjunta de las dos binacionales, se sumarían unos 40 millones de dólares por la venta de electricidad a Uruguay, operación que depende de la superación de un desacuerdo que existe entre Asunción y Buenos Aires por el monto del peaje que desea cobrar Argentina, calificado de “abusivo” por la Viceministra del ramo, Mercedes Canese, porque está muy encima de los 10 dólares el Mw., que Paraguay ofrece.

La prensa, que en general encabeza los ataques a Lugo, en los últimos días ha recordado que el consorcio estatal ANDE, durante unos diez años, cobró sólo tres dólares a la Argentina para abastecer a la Provincia de Formosa.

Entre las deudas del luguismo con el pueblo, sobresale su incapacidad para comenzar a implementar una reforma agraria que urge para dignificar la existencia de 300 mil familias de labriegos, que subsisten como parias a las orillas de los latifundios, que abarcan el 86 por ciento del territorio más fértil entre 2.5 por ciento de los seis millones de paraguayos.

Tierras dedicadas a la soja transgénica, al maíz, el girasol y a la ganadería, después de haber arrasado millones de hectáreas de bosques y de áreas de los pueblos aborígenes, por capitalistas nacionales y extranjeros, muchos de ellos de origen brasileño, de la diversidad menonita, convertida en un Estado autónomo, y de otros orígenes.

A juzgar por varios informes oficiales, el subsuelo no sólo sería rico por el Acuífero Guaraní, sino también porque se habría descubierto uranio, que se anunció fugazmente y después nadie habla de ello, luego una empresa canadiense mostró piezas de oro y, en las últimas semanas, le tocó el turno al titanio, del que existiría el mayor yacimiento del mundo, según los buscadores e inversionistas extranjeros, que son los únicos que hablan del tema, ante la mudez del gobierno.

El año pasado, Paraguay registró un crecimiento excepcional de su Producto Interno Bruto del 14.5 por ciento, y el Gobierno celebró ese guarismo al unísono con los organismos acreedores transnacionales, pródigos en elogiarle su macroeconomía que algunos expertos llegan a llamar “macroprudencial”, y tan prudente que no aportó ningún beneficio a la población excluida de la alimentación.

Frente a esa algarabía, se pronunció el consultor internacional Roberto Artavia, quien califica de una “barbaridad” que Paraguay no aproveche ese PIB para un desarrollo social sostenido e integral, para disminuir las grandes brechas entre la élite muy rica y la clase media suntuosa, con cerca del 40 por ciento de gente excluida de la riqueza.

 Artavia, costarricense, quien asesoró a Lugo y a todo su gabinete en el 2009, en un encierro de reflexión de varios días que se hizo en el centro-escuela Cerrito, a60 kilómetrosde Asunción, sostiene que el Gobierno se equivoca debido al fanatismo por la estabilidad que anima a la conducción de su política económica, en manos de Dionisio Borda, un conocido conservador fondomonetarista.

Aníbal Carrillo Iramain, Secretario General del Partido Tekojoja, de voluntad socialista, estima que para juzgar la situación actual del país, a tres años del mandato de Lugo, es indispensable analizar el comportamiento de los otros dos poderes del Estado y no sólo al Ejecutivo, pues éste ha sido víctimas de numerosos obstáculos en su función.

En dos planos muy gruesos, el Congreso y el Poder Judicial han coincidido en forma grosera para frenar proyectos de ley impulsados por el Gobierno, en particular en la aplicación de impuestos a la agroexportación de soja, maíz y girasol, y ala Renta Personal(IRP), además que la justicia se ha lavado las manos ante la exigencia de las organizaciones sociales de recuperar más de ocho millones de hectáreas mal habidas.

Estos dos años últimos de su ejercicio, sin duda serán muy difíciles para Lugo porque la oposición persiste en arrinconar a sus allegados en una lucha electoral anticipada y, de esa forma, distraerlos en la urgente aplicación de medidas de justicia social, que profundicen el proceso de los cambios, que es la única razón para que, en el 2013, el Partido Colorado no recupere el gobierno que usufructuó durante 70 años, longevidad que le permite mantener fuerte presencia en todos los ámbitos del poder.

A favor de Lugo puede jugar la superación de dos temas personales que desviaron su atención durante dos años y medio de su mandato. Uno, las acusaciones por casos de paternidad negada, que finalmente reconoció un caso luego de varios meses, y en segundo lugar, debió enfrentar un cáncer, cuya recuperación le absorbió más de un año y que sus médicos aseguran haber combatido definitivamente.

En el plano político, también el ex Obispo debió batirse con una campaña hostil que manejó en permanencia la amenaza de juicio político por al Parlamento, con la complicidad de miembros del propio Ejecutivo, destacando en la desestabilización su propio Vicepresidente Federico Franco, cabeza de una de las fracciones del Partido Liberal, cogobernante, con un masivo apoyo de los grandes medios de prensa.

La sensación que deja este momento paraguayo podría resumirse en que, por encima de los errores y aciertos de Lugo y sus colaboradores, en estos tres años, sin la rutina de la corrupta e inoperante administración colorada, está naciendo un nuevo país, con signos inequívocos de la búsqueda de respuestas concretas a los problemas sociales.

El país, tal como está, ofrece lugar para todo y ninguna fuerza, por separado, está en condiciones de procesar la profunda transformación estatal y cultural que Paraguay necesita. De un gran acuerdo nacional, sobre la base de un proyecto de país con desarrollo productivo, que combata la honda desigualdad social, dependerán los pasos futuros de esta nación suramericana.

* Fuente: argenpress.info