No tendrás nada y serás infeliz
Rafael Luis Franco (frarafael@gmail.com)
El bien puede existir sin el mal, mientras que el mal no puede existir sin el bien. (…) La raíz de la libertad se encuentra en la razón. No hay libertad sino en la Verdad. Santo Tomás de Aquino
No es el hambre, ni los terremotos, ni los microbios, ni el cáncer, sino el hombre mismo el mayor peligro para el hombre, por la sencilla razón de que no existe una protección adecuada contra las epidemias psíquicas, que son infinitamente más devastadoras que las peores catástrofes naturales (…) No en balde nuestra época clama por la personalidad redentora, por aquel que pueda emanciparse de las garras de la psicosis colectiva y salvar al menos su propia alma, quien encienda un faro de esperanza para los demás y anuncie que aquí hay al menos un hombre que ha logrado liberarse de la identidad fatal con la psique grupal. Carl Jung
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Enseñó Jesús, entre otras cosas a: “poner la otra mejilla”, “perdonar setenta veces siete”, “amar a los enemigos”, etc.; es así que, con estas básicas enseñanzas, radicalmente cambió el mundo; la era que conocemos como después de Cristo se puede considerar como la era donde predominó el Amor; la antigua civilización grecolatina poco a poco se fue transformando, cristianizando, y se la conoció como “cristiana y occidental”, separada de la cristiana de Oriente; o sea que la civilización cristiana no es solo occidental, es global.
Hoy observamos, luego de dos milenios de cristianismo, que se quiere imponer una nueva civilización, o darle un “nuevo orden”, que pretende terminar con la que dio base a todo el progreso, tanto científico como humano.
Y para lograrlo la primera institución que se les interpone a estos dioses terrenales es la Iglesia Católica; una institución que desde su fundación no ha podido ser reducida por el poder, empezando por Nerón, continuando por los reyes de Inglaterra, por el terror iluminista francés, por el marxismo gramsciano, el terror jihadista; y que por este motivo siempre fueron perseguidos y martirizados sus miembros; no existe en la historia de las civilizaciones una religión a la cual se la haya perseguido sistemáticamente con fines de exterminio desde su aparición, recrudeciéndose esta persecución en los últimos dos siglos de manera harto cruel y salvaje, neroniana, en países donde, justamente, la Fe cristiana llevó adelante la mayor labor de prédica y civilización: Francia, España, Rusia, México, Polonia…
Los marxistas, basados en una premisa de su máxima figura, “la religión es el opio de los pueblos”, “justificaron” la persecución a la Iglesia, provocando un holocausto cristiano, algo que hasta la fecha alientan, con la silente complicidad de una prensa mundial. Pero resulta que la frase de Marx está sacada de contexto y si se leyera completa se vería que tiene otro significado totalmente distinto, dice así: “La religión es una invención del hombre, la religión es la esperanza de un mundo sin esperanzas, el corazón de un mundo sin corazón, el alma de un mundo sin alma: la religión es el opio de los pueblos”.
Como verán su interpretación cambia diametralmente. Y es así, que una frase sacada de contexto justifica a un mundo nihilista, cuasi demencial y masificado a perseguir y asesinar a personas cuyo único pecado es tener Corazón, tener Esperanza y creer en el Alma, esta es la “droga” de que hablaba Marx; la “droga” que pretenden extirpar los neocivilizadores, y así formar una civilización a su imagen y semejanza: sin alma, sin Esperanza y sin Amor; una civilización así, de puro odio, de puro rencor, anárquica, carente de sentido humano es una civilización distópica, destinada al atraso y esclavitud antiguas, y, por supuesto, al fracaso
Porque como vemos, cada día tenemos las libertades más restringidas, físicas y de pensamiento; se avasallan los derechos constitucionales y la vida personal se ha transformado en pública cuando el poder lo decide, operaciones mediáticas mediante. Antiguamente se cazaban a las brujas, hoy son los brujos y brujas los que cazan a quienes no creen en ellos y obedecen.
Pero no es nada nuevo lo que esta postmodernidad plantea: abandono de las enseñanzas cristianas, la negación de Dios, de cualquier dios, y reducción del hombre a un mero animal sin alma; mejor dicho, es otro engaño más, tal como engañaron con la Revolución Francesa con las promesas de libertad, igualdad y fraternidad. Y hoy prometen: “No tendrás nada y serás feliz”; entonces uno se pregunta, ¿no tendremos nada como la actual Cuba, como la Venezuela chavista, como el paraíso norcoreano? ¿¡Y seremos felices como ellos!? ¿¡Este es el mundo feliz de Huxley!?
Ante esto, creo que la frase acertada sería: «No tendrás nada y serás infeliz».
- Termino con dos viejos chistes, para ir entrando en el clima del Nuevo Orden:
“En la Unión Soviética solo tenemos dos canales de televisión. En el Canal 1 solo hay propaganda del Gobierno. En el Canal 2 hay un agente de la KGB diciéndote que vuelvas al Canal 1 o te atengas a las consecuencias”.
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“Vladimir Ilich Lenin se encuentra en el lecho de muerte con Stalin a su lado, le agarra de la mano y le dice con voz muy debilitada:
–La única duda que tengo, querido Josef, es si la gente te seguirá. ¿Crees que lo hará?
Lo hará, Vladimir, lo hará, estoy completamente seguro.
–Eso creo, pero, ¿qué pasa si no te siguen?
Descuida, que en ese caso te seguirán a ti.”
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Y la yapa:
“El guardia de un campo de concentración en el gulag pregunta a un preso político:
¿A cuántos años estás condenado?
–A diez –responde el preso.
¿Por cuál delito? –replica el guardia
–Por ninguno –contesta el preso.
No mientas –dice el guardia–, por ninguno solo te tocan cinco años.”