El inaceptable maltrato al que el Parlamento paraguayo sometió al Ejecutivo y a la democracia de ese país con la destitución súbita del presidente Fernando Lugo, agregó una cuota a esa narración en momentos que a estos países les urge conculcar la protesta antes que se generalice.

Lugo fue durante su mandato más socio ideológico que enemigo de sus actuales verdugos, pero aún con todas las miserias políticas, lo que sucedió en Paraguay no fue un golpe. Sin embargo, en la cumbre del Mercosur de Mendoza no se admitió alternativa alguna a esa caracterización.

Y nuevamente se construyó la mítica de que la región y particularmente este arco de países del reformismo bolivariano, son blanco de una ofensiva armada en oscuros cenáculos.

Esta noción conspirativa tiene el propósito de cegar cualquier mirada que pueda exhibir que estos gobiernos lejos de cualquier fantasma, sufren ni más ni menos que las consecuencias de sus calamidades económicas, de inflacciones que se han disparado a niveles intolerables y del cierre de empresas por la caída de la inversión entre otras precariedades.

Ahí está la fragua de las contradicciones sociales que estamos viendo.

Marcelo Cantelmi (clarin.com)

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Democracia, ¿a la paraguaya o a la cubana?

Celosos como siempre de los prodecimientos estrictamente constitucionales, varios líderes del Mercosur, encabezados por nuestra presidenta, lanzaron una ofensiva diplomática para cuestional el método por el cual se expulsó del poder a Lugo en Paraguay y una campaña para reponerlo. Tienen sus razones: la metodología que utilizó el Parlamento resultó  opaca, oscura y particularmente arbitraria.

Lo curioso es que estos paladines de la democracia -como Chávez, Correa y Morales, además de nuestra Cristina, no digan ni mu al régimen que reina -y es literal- hace más de medio siglo sobre Cuba, sistema que no les despierta el menor de los rechazos.

Marcelo Moreno (clarin.com)