Los embaucadores

 

Rafael Luis Franco

Al final, después de tanto debatir en estos meses, la mayoría de senadores dijo NO al aborto, meses de agravios, de insultos, de expresiones rayanas en la locura, de escuchar en los medios a tantos periodistas y famosos apoyar la ley y decir puras estupideces, algunas increíbles, como esa que dijo que el feto no era persona porque no escribía poesía, o algo así.

Imagen: bbc.com

 

Pero a pesar de toda la mala onda algo quedó, creo que muchos aprendimos con este asunto, sobre todo de parte de los que defendieron las dos vidas, donde hubo exposiciones claras y formativas; mientras que en la vereda opuesta solo se escuchó un griterío con muy pocas voces que trataron de ser razonables y argumentos basados en premisas y estadísticas falsas como: “la mujer tiene derecho a su cuerpo” o los “quinientos mil abortos por año”.

Pero más allá de la posición que cada uno mantuvo desde el principio encuentro que las distintas exposiciones aportaron algo al conocimiento personal, al menos para mí. Por ejemplo, nos obligó a repasar la Constitución en lo que decía en este punto, y quedó claro que la Ley Suprema protege al niño desde su concepción; quedó claro que se estaba violando la Carta Magna; también quedó claro que se es persona desde la concepción, no después de la catorce semana, se es persona toda la vida; que lo que está en el vientre materno es un ser humano y no un mero conjunto de células como decían algunos, y si vamos al caso a lo largo de nuestra vida seguimos siendo un conjunto de células; aprendimos que el nuevo ser que se aloja en el vientre materno NO ES PARTE de la mujer sino que está implantado en la misma, es un ser con distinto ADN, distinto grupo sanguíneo, distinto sexo, con huellas digitales distintas, etc.

Aprendimos que las estadísticas que planteaban la urgente necesidad de su legalización eran falsas, que las inflaron para aprobar la ley, y junto a esto nos enteramos que la mortalidad por cuestiones de aborto está en el puesto número 40 mientras que la pobreza, hambre, femicidio y falta de políticas de salud ocupan los primeros lugares en las estadísticas de muerte de mujeres; sin embargo, contra todo lo razonable, quedó demostrado que esta situación tanto al ministro de Salud como a la mayoría de los legisladores no les interesaba.

También supimos que hay poderosos intereses que buscaban y siguen buscando esta legalización, que forma parte de una política de despoblación, de no crecimiento regional, por tanto de no industrialización; que es una política que viene de parte de poderosos grupos económicos y multimillonarios interesados en que la región siga sumida en permanente subdesarrollo.

Algo para destacar, la tolerancia que se vivió en las distintas exposiciones por parte de uno y otro lado, con algunas excepciones; lástima al final el desmadre de los intolerantes, pocos si vamos al caso, pero que hacen mucho ruido y daño, cuando les resultó desfavorable la votación; bien, mostraron la hilacha, la mentalidad fascista, retrógrada, nada democrática y bárbara que tienen y alienta-alimenta un sector de la política, son los mismos que no hace mucho destrozaron la plaza del Congreso.

Y una cosa más y no menos importante aprendí después de escuchar a los últimos senadores exponer antes de la votación, ya entrada la madrugada del día 9. Por un lado estaban los que hablaron a favor de la vida, donde demostraron con cifras, estadísticas, cuestiones legales, cosas del sentido común, etc., argumentos bien fundados y sólidos, explicar porqué se oponían y no había que aprobar esta ley; y del otro lado, los que estaban a favor, se los vio exponer con argumentos políticos, sensibleros, populistas y sobre todo no intentaron siquiera refutar ninguna de las aseveraciones de los que se oponían, además de irse por las ramas, sobre todo los dos últimos exponentes, los senadores por Río Negro y Formosa.

Y es entonces que me queda claro que a estos que apoyaron la legalización no les importaba absolutamente nada lo razonable de los argumentos contrarios, ni las estadísticas ni siquiera el sentido común que indicaba que esa ley NO debía ser aprobada; ellos se mantuvieron impertérritos contra todo el sentido común y lógica que expuso el otro bando; o sea que esta era una postura tan ilógica e irrazonable que va contra la naturaleza humana misma, porque se supone que hay que escuchar al otro, al que sabe y rendirse ante la evidencia, pero no, la ausencia del sentido común brilló en estos. Por tanto, es así que estuvimos escuchando, del lado “progre”, discursos clásicos de políticos en campaña, que en general no dicen nada, prometen mucho y luego hacen todo lo contrario, o sea que en este debate y postura contra toda lógica se mostraron tal como son: EMBAUCADORES; y un embaucador es un estafador; según el diccionario es una persona que engaña a alguien con palabras, ofreciendo o prometiendo cosas que no puede o no piensa cumplir, su sinónimo es charlatán.

Así me quedó recontraclaro que estábamos escuchando a embaucadores, expertos en el arte de la dialéctica y el engaño. Y está visto que contra estos y su demagógico discurso, la razón y la lógica van por vía muerta; y parangonando el dicho “billetera mata galán”, aquí podemos decir “demagogia mata sentido común”, porque estos embaucadores a la larga tienen todas las de ganar, ya que a la gran mayoría, lamentablemente, les gusta este tipo de discurso; los embaucadores son personas que hábilmente “doran la píldora” y les hacen tragar alegremente a multitudes el veneno que los esclavizará, porque a la multitud cuando se comporta en masa no le gusta que le contradigan, ellos escuchan lo que quieren escuchar y no les gusta lo que deben escuchar; y esto los “líderes-embaucadores” lo tienen más que claro.

Y esta es la clase política que nos gobierna desde hace muchísimo tiempo, y esta es la clase política que genera la grieta, la que se la lleva en bolsos, la que corrompe la Justicia, la que inventa leyes por conveniencia y luego las aplica a discreción, la que genera una burocracia kafkiana, la que no paga impuestos, la que hace prosperar la inseguridad la que te llena de impuestos, la responsable de la pobreza e indigencia, etc. etc.,la clase embaucadora que todos y todas votan.