Se vaticina que a partir de este año, la economía nacional del Paraguay, entrará en una etapa de despegue. Aparejado a este escenario fervoroso tendremos un ingreso descomunal de dólares. Esta lluvia de divisas si no es bien gerenciada puede causar un gran raudal que más que beneficio generará estragos.
Es muy posible que en este o en los próximos años, el nivel de endeudamiento externo del sector privado supere al saldo del endeudamiento externo del sector público. Este hecho es anecdótico desde el punto de vista de la historia económica de nuestro país, pero así como es interesante también es preocupante.
En los últimos años, el endeudamiento del sector privado –tanto de las instituciones financieras como las no financieras– han crecido de una manera casi exponencial. Si bien aún no hay datos del nivel de deuda del sector privado del año anterior, es muy factible que el mismo esté muy cercano a los US$ 1.900 millones, mientras que la del sector público cerró en US$ 2.190 millones, aproximadamente.
Ante un periodo de bonanza que se inicia en el presente año y se extendería hasta el 2017, es muy racional que el endeudamiento externo experimente un crecimiento inclusive más meteórico al reciente.
El sector público ya está dando el paso con una emisión externa de bonos (título de deuda) de US$ 500 millones. Las principales corporaciones nacionales seguirán esta tendencia, pues para compaginar el periodo de auge, el sector privado requerirá de fondos para calzar sus proyectos de inversión.
La reciente mejora en la calificación externa de Paraguay presentada por Moodys, que nos pone a dos escalones del grado de inversión, representa un incentivo adicional al endeudamiento, pues a mejor calificación menor es la tasa de interés para contraer obligaciones externas.
Además de la buena expectativa de la economía y de la baja tasa de interés internacional, existe un incentivo adicional ya que el precio del dólar se viene aflojando.
Debemos ser cuidadosos con esta precipitación de dólares. Primero, el endeudamiento externo público y privado debe ser un indicador a ser monitoreado con más regularidad. Los rezagos en la provisión de la información son muy pronunciados.
Segundo, tenemos que ser estrictos en cuanto al uso de estos fondos. No porque los recursos estén disponibles tengamos que derrocharlos. En Paraguay tenemos el mal hábito de endeudarnos para emprender proyectos de dudoso rendimientos. Un empedrado por acá, un enripiado allá, y unas escuelitas por ahí.
Tercero, para nada es recomendable financiar déficits públicos estructurales con endeudamiento externo. Las experiencias internacionales de crisis atestiguan que los milagros fiscales no existen. Tenemos que reencauzar la posición fiscal hacia su equilibrio.
Por último, es iluso creer que las condiciones de un dólar flojo y de una tasa de interés baja se mantendrán por siempre. Tarde o temprano este escenario se revertirá.
Si no hicimos bien nuestros deberes, si no invertimos los recursos adecuadamente, la lluvia de divisas se convertirá en un gran raudal que se llevará consigo nuestras riquezas.
(*) lanacion.com.py
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