Legado

juan-augusto-roa

 

Por Juan Augusto Roa (*)

Mañana, 12 de junio, se conmemora los 82 años de la firma del Protocolo de la Paz del Chaco, y a lo largo del país se cumplirá con el ritual de rendir honores a quienes lucharon y ofrecieron sus vidas en defensa de nuestro suelo.

Los discursos desempolvados una vez al año se repetirán en escenarios cada vez más vacíos de presencia de estos héroes, pues el inexorable paso del tiempo los está llevando sin pausa.

chacoréEn Encarnación quedan apenas tres excombatientes con vida, y en todo el departamento de Itapúa no llegan a 10. Todos centenarios ya. Pareciera que la parca se olvidó de ellos, pero lamentablemente no es así. Hace dos semanas fueron enterrados dos excombatientes, en medio del más absoluto silencio de las autoridades, evidenciando dónde está el olvido.

Estos últimos retazos vivientes de historia, que tozudamente resisten su última batalla, son un testimonio de compromiso con el país. Compromiso que nos interpela a todos y cada uno de los ciudadanos, y en particular a quienes ocupan lugares de privilegio en la administración de la cosa pública.

Foto: http://prensadigitalparaguaya.blogspot.com.ar
Foto: rensadigitalparaguaya.blogspot.com.ar

Lamentablemente, nuestra “clase” política, que debería ser el ejemplo a seguir por el resto de la ciudadanía, no se destaca precisamente por honrar el legado de estos héroes. Conceptos como compromiso, patriotismo, honestidad, lealtad al pueblo al que dicen representar –salvo contadísimas excepciones- les son totalmente ajenos. En contrapartida, términos como componendas, complicidades, arreglos de cúpula, oportunismos, repartijas y prebendas son términos que les cuadran mejor.

Necesitamos imperiosamente retomar ejemplos y valores que a lo largo de la historia de nuestro país posibilitaron superar situaciones límite y mantenernos vivos como nación. En esta tarea juegan un papel fundamental la educación, el reconocimiento y valoración de lo que somos y tenemos. Y a partir de ahí proyectar el destino que queremos alcanzar.

Creo que ahí radica la diferencia entre un país en serio y una republiqueta manejada por piratas y oportunistas sin otro interés que el de su propio bienestar.

(*) jaroa@abc.com.py