Lamentable cultura de la prepotencia
Por Dany Fleitas*
Un corto viaje a la Triple Frontera podría hasta parecer rutinario para algunos, pero para otros puede significar un verdadero calvario.
Un breve viaje de fin de semana a Ciudad del Este y Foz de Yguazú me bastó para concluir que sin lugar a dudas la zona tiene un gran atractivo natural y es un mundo mágico para las compras, pero a la vez es especial y complejo porque es inevitable respirar cierto aire de perversión en todos los frentes.
En el Este, por ejemplo, al drama de las incomodidades del tránsito y el desorden por doquier se suman los policías de tránsito, que hacen lo que se les canta. Del lado de Foz, los agentes actúan de la misma manera, principalmente con aquellos vehículos con patente extranjera.
La odisea –rumbo a Foz, por Ciudad del Este– comienza a 500 metros antes de la cabecera del Puente de la Amistad. La lucha por ganar un lugar en la fila no tiene igual. Todos están supeditados al humor e “interés” de los policías municipales, quienes atajan el tráfico para ceder el paso a las combis que “aceitan”. Tienen privilegio los comerciantes motorizados que, cual hormigas, hacen pasar quien sabe qué clase de mercaderías hacia el Brasil.
La larga espera en la fila te permite divisar todo tipo de anomalías. Aduaneros, portuarios, agentes de la Policía Nacional y militares con impecable camuflaje están al acecho de todo lo que se mueve. Al azar, el que “cae”, es sometido a un riguroso control, que solo Dios sabe cuánto te puede costar. Los preferidos son los brasileños.
Resulta simpática la torre de control del lado paraguayo. Es un hazmerreír a la razón. La torre fue construida encima mismo de un enorme techo. Éste solo sirve para cobijar a los agentes que controlan el tráfico de vehículos y personas. Las irregularidades ocurridas en esa plataforma no podrían ser detectadas jamás desde esa torre. Del lado brasileño, una similar sí cumple su función. ¿Error de cálculo? No creo.
Si no fuiste víctima de algún atropello en el Este, hay que tener cuidado en Foz. Aquí, una infracción puede convertirte en una especie de delincuente ante los ojos de los abusivos agentes de la Policía Rodoviaria. Los vehículos de extranjeros con alguna falta en el tránsito son retenidos y liberados luego del depósito de la multa a Itaú Banco o Banco do Brasil. Lo peor es que los pagos se realizan solo de lunes a viernes. Si el incidente ocurrió un sábado, hay que estar preparados para los gastos extra de estadía.
Hablo con propiedad. El último fin de semana sentí en carne propia la prepotencia de la Rodoviaria brasileña. Una desatenta patrulla, ante una frenada mía en un semáforo (para no pasar en rojo), casi destruye el vehículo que conducía en su parte trasera. Un tercer rodado, más distraído todavía, arremetió contra la patrulla. Enfurecidos, los agentes quisieron obligarme a pagar los daños de un accidente que nada tuve que ver. Convocaron a toda la Rodoviaria de Foz y me escoltaron como un delincuente hasta la Policía Militar.
Sin embargo, la objetividad de la Policía Militar y la asistencia del Consulado en Foz hicieron “entrar en razón” a los de la Rodoviaria de que no cometí ninguna infracción. Al final, como no me encontraron nada irregular, me pusieron una multa porque supuestamente no se visualizaba bien la chapa. El vehículo quedó retenido y al final, por falta de movilidad, no pude realizar las notas previstas. Mi visita a la tradicional exposición de flores de Foz, una de las más grandes de Sudamérica, quedó trunca gracias a la soberbia de la Rodoviaria.
Es mi deseo que esta experiencia sirva de lección a otros, con más razón porque se acerca la temporada de mucho movimiento turístico de compatriotas hacia las playas del Brasil. Las cancillerías de ambas naciones deberían realizar mayores esfuerzos para evitar que funcionarios de frontera al servicio público sigan corrompiendo el espíritu de integración y se conviertan en obstáculos para el crecimiento turístico-comercial binacional.
DESTACADA:
“Aduaneros, portuarios, agentes de la Policía Nacional y militares con impecable camuflaje están al acecho de todo lo que se mueve en el Puente de la Amistad”.
*lanacion.com.py
Indudablemente la estrecha vigilancia en nuestras fronteras son necesarias, pero de alli vigilar a ver de quien pueden sacar mas plata solamente sin importarle en absoluto la motivación de esos
viajantes….ya es corrupción.Que vigilen mas bien si pasan contrabandos, drogas, armamentos o cualquier cosa que atente contra la seguridad nacional en vez de amargarle la vida a gentes honesta, y sobre todo en un caso como el de Dany Fleitas.
Es muy remarcable la prepotencia y la falta de respeto de los guardianes de las fronteras (yo tambien he sufrido ese ultraje)
que buscan cualquier pretexto para sacarte dinero. Pienso que to=
dos ellos necesitan ser entrenados para tratar a los turistas con cortecia porque ellos traen dinero para el pais y no solamente para los guardias de las fronteras. Juana Pueblo
armamentos o cualquier cosa que atente contra
la seguridad del pais , eso es su misión