Ladrones de yrupẽ

 

Brigitte Colmán – @lakolman (*)

Nunca como antes la frase popular «Tavy nañandejukái, ñandegüereko asýnte» («La ignorancia no mata, pero hace sufrir») cobró tanto sentido.

Los diarios y las redes sociales se hicieron eco del espectáculo que brindaban decenas de yrup cubriendo el río en la zona de Piquete Cué, Limpio. Todo iba muy bien en ese soleado domingo, ideal para pasear en canoa y hacerse selfies con el mar de yrupê, hasta que cayó la marabunta y comenzó a arrancar las plantas.

La policía de las redes sociales se indignó y procedió sumariamente a viralizar las imágenes de los que se llevaban las plantas como trofeo y de paso para usar como remedio yuyo.

Todos hablaron del tema y hasta la Seam –en un esfuerzo digno de mencionar– envió un comunicado. La Seam no es capaz de detener la depredación de los últimos restos de nuestros bosques, ni evitar la contaminación de la tierra por los agrotóxicos, pero dizque abrirá investigación para identificargua’ú a los que hurtaron las plantas.

Mientras tanto, en otro sector de la realidad, el asesor político del presidente, Darío Filártiga, y su esposa, Giselle Mousques, sufrieron un revés. La pareja de oro, la que no tuvo tanta prensa ni memes como los que les dedicaron a los ladrones de yrupẽ, verá reducida su servidumbre desde esta semana.

Como sabrán, apreciados lectores, la susodicha pareja tenía asignados 14 miembros de las Fuerzas Armadas a su custodia. ¡Un asesor de medio pelo, imagínese! Para colmo, uno de los suboficiales bajo órdenes de Filártiga, fue descubierto cumpliendo tareas de servicio doméstico.

El privilegiado asesor abusa del poder que le otorga su cargo, y fiel a la tradición stronista, reedita la vieja práctica de tener soldados a su servicio en tareas domésticas que no son su obligación.

Y ahora, por culpa de las publicaciones de ÚH, la pareja, en vez de tener 14 guardias solo tendrá 10, a partir de ahora. Angá…

El político colorado, conocido por ser un operador del stronismo en su momento y ahora del cartismo, y su señora esposa usan a los soldados para realizar tareas domésticas y ni siquiera les dan la comida; es nuevamente el generoso pueblo paraguayo el que tiene que enviar la comida para los soldados.

Retomando. Nada justifica la acción de los depredadores de yrupẽ, pero sabemos bien que en el Paraguay las instituciones no funcionan.

Los paraguayos de a pie, las personas comunes que pagan sus impuestos y no reciben nada del Estado, se miran en el espejo de impunidad de los bandidos y bandidas: los funcionarios públicos que no hacen su trabajo, el asesor del presidente y su esposa a quienes les pagamos 10 militares para que hagan de la chica de los mandados; el diputado Ibáñez y sus caseros mantenidos por nosotros; el senador Víctor Bogado y su niñera de oro; y los que presuntamente trafican influencias, como Carmelo Caballero y su partner, el ex secretario del JEM Raúl Fernández Lippmann, además de Horacio Cartes, que con su Decreto 7702 legalizó recientemente la destrucción de reservas de bosques.

Por falta de educación, pero también porque conoce lo que es la impunidad y cómo funciona es que la gente tira su basura a la calle cuando llueve, piratea la conexión de la ANDE, coimea al policía de tránsito, vota al Partido Colorado y roba plantas de yrup

(*) ultimahora.com