La política kelembú

 

 

Rafael Luis Franco (frarafael@gmail.com)

 

Celso -KELEMBÚ Miranda, autoproclamado Intendente de Ciudad Ciudad del Este / Foto: abc.com.py

El personaje que desata la risa y vergüenza nacional no es nada nuevo; quizá sea un tanto más grotesco, pero que de sobra tenemos varios políticos “kelembú” no hay dudas.

Ahí están Portillo, Kalé, Cardozo, Daher, Olmedo, Payo y muchos otros, intendentes y gobernadores incluidos, que no solo dan vergüenza, sino que son los que posibilitan que personajes sin ninguna preparación accedan a cargos públicos de relevancia.

Pero no solo es kelembú el mundo político, también cierta prensa y programas de televisión kelembú son los responsables directos de esta situación, los que le dan cabida y miran con gracia y hasta complicidad, son los que los promocionan; y luego, ante tanta mediocridad, tanta corrupción, la gente como una gran joda o burla termina dándoles su voto en el cuarto oscuro; porque en vez de votar en blanco, anular su voto o meter un profiláctico en el sobre lo meten a un Kelembú o a un Payo.

Y es así que hoy día la burla llega desde afuera, la fama de nuestros políticos kelembú trasciende las fronteras.

Cómo se sale de esta política kelembú; cómo se desplaza a estos personajes de sus cargos y se ve que no puedan retornar es la gran cuestión.

Por ahora a corto plazo no se le ve salida, ya que el sistema “constitucional” está tan bien hecho para que nuestros políticos-legisladores kelembú sean prácticamente intocables y a su vez ellos mismos sean los que ponen las reglas del juego.

 Pero es menester y urge que las personas con dos dedos de frente, honestas y que les interese su país se manifiesten en los medios y en las calles contra este y otros kelembú partida, que ya son un escándalo internacional; porque cómo es posible que personajes que no tienen condiciones ni para barrer la calle, ni morales, lleguen a ser funcionarios.

Por eso, porque no se puede esperar nada de nuestros políticos kelembú, es la ciudadanía la gran responsable, en definitiva, de que el Paraguay no se transforme en un gran quilombo, y para más kelembú