La gran diferencia en la conquista de América, entre España y su competencia
Rafael Luis Franco (frarafa@gmail.com)
Radica que mientras España llevó al Nuevo Mundo la civilización, con educación y evangelización por medio de los jesuitas y franciscanos, aparte de la mezcla de sangre que se produjo, que se aprecia en el abundante mestizaje de toda Hispanoamérica, establecía hospitales, universidades, etc.; por otro lado, los portugueses, anglosajones, franceses y holandeses, no hacían nada de esto; ellos no se mezclaron con los nativos, que les producían repulsión, se dedicaban a perseguirlos y exterminarlos, a mantenerlos separados-aislados en reservaciones; el desprecio al nativo por esta gente es el primer racismo que se sufrió en la región, luego vino el de los negros que traían esclavizados del África, en complicidad con los líderes tribales africanos; un tráfico que en sus comienzos lideraban ingleses y portugueses, luego solo estos últimos, después que Inglaterra comenzara a industrializarse y ya no necesitara del negocio se declaró “antiesclavista”.
Y estos son los antiespañoles, creadores de la leyenda negra, que no se preocuparon por la educación y salud nativa. Así, con dicha “leyenda negra”, astutamente lograron ocultar sus crímenes, el genocidio sistemático que llevaron adelante durante siglos en los territorios que ocuparon; echándole la culpa, por medio de sus reinventores de la historia, a la católica España, a Colón, a Cortés y a cualquier español que llegó a estas costas; así han logrado dar la vuelta a la historia, poniéndose ellos como los civilizadores y héroes de la película, cuando fueron todo lo contrario.
Es decir, estos conquistadores solo buscaron extraer las riquezas del Nuevo Mundo, para ellos solo fue y sigue siendo una aventura mercantilista, todo lo contrario de lo que se entiende por CIVILIZAR, sobre todo en la América hispana.
Y esta política se mantiene en la actualidad, se traduce en la relegación que sufre la región, dominada por una política, heredera de esa corriente “protestante”, que continúa apuntando a su atraso económico, educativo, desindustrialización y constante despoblación; todo muy conveniente a esa mentalidad de sometimiento y dominio esclavista de origen protestante y anglosajón.