Rafael Luis Franco (frarafael@gmail.com)
Un rápido balance político de esta década que termina nos da que para la izquierda latinoamericana, de vivir una fiesta la década anterior, los 2000, la actual es una desgracia, los muchachos están como con una resaca luego de una noche a puro alcohol (bien berreta en este caso), y lo peor es que la pesadilla aún no termina, faltan casi dos años para el fin y en el horizonte de la que viene parece que va a continuar
Aunque como sabemos, los camaradas nunca aceptan una derrota y menos reconocen fracasos; pero la procesión que les va por dentro buscan exteriorizarla, la catarsis la hacen casi todos los días en infinidad de piquetes, paros, dando noticias falsas y poniendo palos en cuanta rueda y ruedita ven, además de putear a los cuatro vientos, lo que mejor les sale.
Y no es para menos. Al comienzo de la década, ahí nomás, se les fue el compañero Néstor (2010), un entusiasta de la primera hora del modelo neosocialista-bolivariano-stalinista-peronista-progre, una gran pérdida; pero bien, no todo estaba perdido, se les fue el maestro pero quedó la alumna, la viuda, que logró sostenerse un lustro más en el curro familiar, digo en el poder.
Pocos años después otro durísimo golpe a la esperanza totalitaria americana: se les fue el compañero Chávez (2013), que se creía y todos creían e intuían que este iba a ser el sucesor natural del cubano inmortal (era inmortal, pero sin t), pero no pudo ser; y es así que partió de este mundo no sin dejar antes, a su “amado” pueblo venezolano, su heredero natural, su pollo (o pollino) el exchofer de colectivos Maduro, que a pesar del desastroso gobierno que lleva, la falta de papel higiénico, comida, medicamentos, las constantes represiones, encarcelamientos y muertes que al pobre le obligan a hacer, contra viento y marea, sentado sobre las bayonetas, lleva ya un lustro aferrado al Titanic en que ha convertido su país.
Y cerrando esta fúnebre lista, la frutilla del postre que puso la parca, está la partida del líder de líderes, del hombre que marcó una época y fue guía espiritual de dictadores e infinidad de terroristas, el mejor discípulo de Marx, de Gramsci, de Stalin; se fue el camarada-compañero Fidel (2016), una pérdida, ahora sí, irreparable, ya que su hermano no es ni la sombra de lo que él fue, jamás este les iba a dar un discurso de siete u ocho horas, porque Fidel era Fidel y Raúl es… solo Raúl y menos iba a estar otro medio siglo como él.
Luego vino la otra debacle, la política, la peor de todas, la que se pierde el poder con votos y con juicios. El primer adelantado fue el gauchito cura don Lugo (2012), en un juicio sumarísimo le dieron el olivo un año antes de finalizar su mandato; tres años después le tocó el turno de dejar el poder al argentino FpV (2015), liderado por Ella, la diosa o reina egipcia, que no pudo legar al gran pueblo argentino a su pollo motonáutico, derrota que tiene como consecuencia infinidad de juicios, encarcelamientos de compañeros, dinero y bienes confiscados, que parecen no tener fin. Continuó la tragedia “gauche” al año siguiente con la destitución de la líder PTra brasileña (2016), la exguerrillera setentista Dilma, y, como una burla o provocación, pusieron en su reemplazo a un viejo derechoso, medio gagá. Encima, sobre llovido mojado, el socialismo es derrotado en Chile (2018); sí, nada menos que en el país de Allende la izquierda es rechazada, y aquí les vuelve un viejo conocido conservador-derechista, rescatador de mineros y sonrisa odol.
Pero el drama de la izquierda no termina, a medida que va finalizando la década esta empeora cada vez más, ahora al candidato de la izquierda brasileña, el líder PTro, el compañero Lula, una fija para las próximas elecciones, lo meten preso por doce años (7-4-2018/7-4-2030), solo por aceptar un departamentito, algo increíble, ¡doce años!; se imaginan si se hubiera llevado la décima parte de lo que le acusan a su par argentino, cuánto le daban, ¿mil años?
Y el panorama para lo que resta de la década sigue siendo nefasto, ni visos de que mejore: Colombia, vuelve Uribe a pisar fuerte; Paraguay, se perfila un estronista; y Evo no puede ser reelegido, salvo que haga alguna que otra trampita.
Todos bendecidos por Donald Trump, que vendría a ser el Freddy Krueger de la soñadora izquierda, con mandato hasta 2021, si es que no repite.
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