La cultura de la miseria
Rafael Luis Franco(frarafa@gmail.com)
Hay noticias que publican en Facebook que parecen nuevas pero si uno no tiene la precaución de chequear no se da cuenta que tienen ya algunos años, pero no por esto pierden su vigencia.
Como es el caso de la crónica del medio digital asunceño “Hoy”, publicada en enero de 2016, que llamó mi atención y me permitió algunas reflexiones a la luz de hechos actuales (https://www.hoy.com.py/nacionales/pobres-pero-delicados-inundados-rechazan-casas-es-lindo-pero-no-nos-convien).
Con un título en torno burlesco que desprecia a los despreciadores, no exenta de razón, la citada nota expresa: “Pobres pero delicados, rechazan casas: ‘Es lindo, pero no nos conviene’”. Increíble pero cierto, los pobres, los inundados, se dan el lujo de rechazar una vivienda donde van a estar mucho mejor; prefieren vivir entre chapas, cartones y la inmundicia del bañado
Entre otras cosas alegan que no tienen infraestructura, no hay escuelas, no hay transporte; además, según el representante de los bañadenses la situación se les complica pues los vecinos de la zona donde están las casas no aceptan sus animales domésticos, dice el vocero: “Como gente humilde tenemos nuestros perritos, chanchitos, gallinas, y eso se nos prohíbe porque es supuestamente barrio modelo”, no creo que les prohíban los perritos, pero en una casa no se debe tener chanchos y gallinas, esos ya no los tienen como mascotas, sino para consumir y sin ninguna precaución sanitaria, lo que redunda en un peligro para toda la comunidad.
Pero esto que alegan fácilmente se desmiente, porque de acuerdo al informe del gobierno, las más de doscientas viviendas que rechazan del grupo habitacional cuentan con: planta tratadora de aguas negras, cableado subterráneo, iluminación, alcantarillado, etc., además en la zona existen escuelas, comisaría y transporte; dicen que es un barrio modelo, moderno y ecológico, construido con aportes de la Itaipú.
Pero la razón básica del rechazo no creo sean las alegadas, sino la “comodidad” que tienen al vivir pegados a la ciudad, donde se las rebuscan de muchas maneras; no solo lavando autos, limpiavidrios, trapitos, etc., también están los delincuentes que pienso son los que realmente buscan mantener esta forma de vida, que no desaparezcan las villas miseria, que proliferen si es posible; porque es ahí donde muchos encuentran refugio y pueden trabajar en la distribución de droga y otros delitos. Se ha visto en villas de la capital Argentina, que en medio de las mismas los narcos poseen verdaderas mansiones, lo mismo en Brasil en las favelas; aparte del negocio interno inmobiliario que reina en el lugar; no son solo pobres los que viven en estos sitios, también hay verdaderos millonarios; la pobreza es un gran negocio para pocos, y esto lo sabe muy bien el mundo progre que alienta y alimenta el populismo, de donde extraen punteros todo servicio y tienen al alcance de la mano para cualquier eventualidad, como ser la quema y saqueo de un Congreso.
Porque si analizan un poco el paradojal comportamiento del mundo de la “izquierda” ante esta situación, verán que ellos solo protestan y se indignan cuando los ocupantes ilegales son desalojados de terrenos que invadieron, donde con maderas y chapas improvisan en cinco minutos “casas”, cuando estos violentos desalojos suceden arman una batahola internacional; mientras que, por otra parte, cuando los sin techo rechazan viviendas dignas parece que los zurdos ni se enteran del asunto; por ejemplo, no les dicen a los pobres y desamparados: “no sean tontos, ahí tienen la oportunidad de vivir mejor, ustedes y sus hijos”, no esto no les interesa. Entonces es más que evidente que solo les interesa que sigan viviendo en la villa miseria u ocupar ilegalmente terrenos. ¿Tendrá que ver el negocio mencionado más arriba? Es más que probable, aparte de otros mucho más rentables; porque con la pobreza un dictador al estilo bolivariano fácilmente llega al gobierno, ¡y cuántos han ganado con los votos villeros!
Pero más allá de todo esto, es evidente que hay un problema cultural, de educación, muy grave. Y la lógica de esta gente, aunque parezca ilógica, tiene su sentido; porque no basta con entregarles una casa, previamente hay que hacer un plan de educación que los prepare, sobre todo para las mujeres y los niños; porque ellos están acostumbrados a sobrevivir de esta manera cuasi salvaje, es su cultura, no conocen otra cosa y sin una educación que les amplíe el mundo y vean que hay otra manera de «sobrevivir», más digna y con más futuro, no les va a interesar el cambio; y que ese cambio no se realiza de la noche a la mañana, es progresivo, lo van a ver las generaciones futuras que son sus hijos, y que a pesar que le regalen la casa algo de esfuerzo requiere de su parte. Y esta responsabilidad, sabemos, le cabe al mundo político, está entre sus deberes constitucionales; pero lamentablemente también sabemos que con esta clase política nada va a cambiar, sean colorados, liberales o socialistas; ya que ellos se han convertido en el verdadero escollo para salir de la indigencia y la barbarie que prolifera día a día.
Algunos me podrán retrucar, “pero nosotros hicimos las casas para que estén mejor”; sí, las hicieron, y se habrán llevado su buena parte, por eso seguramente las hicieron; pero lo que debían hacer primero es preparar a la gente, concientizarla, no ver de trasladarlos como ganado; además tienen experiencia sobre el tema ya que es un hecho repetido. Está visto que la voluntad política solo existe para vivir del Estado.