Itaipú, mal negocio Paraguay, pero extraordinario para Brasil

Ramón Casco Carreras (*)

El ex consejero brasileño de Itaipú, ex embajador de su país en Asunción, uno de los aguiluchos de Itamaraty, Luis Augusto de Castro Neves, habrá creído que inventó la pólvora al declarar, muy suelto de cuerpo, que nuestro país hizo un mal negocio en Itaipú.

Luiz Augusto de Castro Neves

De eso, afortunadamente, hoy nadie duda en la República del Paraguay. Si no todos, la abrumadora mayoría del pueblo paraguayo sabe e incluso siente que Brasil le roba cínica y sistemáticamente en Itaipú.

No obstante, si exploramos algún intento de originalidad o creatividad en las declaraciones del Neves, si bien es una remozada versión del libreto de siempre de los aguiluchos de Itamaraty, deberíamos fijarnos en eso de que “Paraguay hizo un mal negocio al buscar más compensación por su excedente eléctrico en Itaipú”.

Si compensación el sucedáneo de precio, una vez más le damos la razón a Neves: Paraguay aceptó un pésimo negocio y, para colmo de males, sus negociadores siguen con la peligrosa intención presentarlo como la reconquista de la soberanía energética nacional en esa hidroeléctrica.

El acuerdo que cerró ANDE con Argentina sobre su tarifa de exportación de energía eléctrica: US$ 120/MWh para los suministros que realice en las hora de punta y hasta de US$ 150/MWh en el valle, es la prueba irrefutable de lo malo que fue, que es y seguirá siendo la “venta” obligada del excedente paraguayo a Eletrobrás o las empresas brasileñas que indique.

Recordemos, hasta el 14 de mayo de este año Eletrobrás pagó menos de US$ 3/MWh – obviamente, sobre el costo de Itaipú – por la energía paraguaya en esa central. Desde el 14 de mayo abona US$ 8,4/MWh.

Neves, con la astucia que los paraguayos hemos creído siempre que era una suerte atributo innato de los diplomáticos de Itamaraty, remata su exposición con la conclusión que “el Paraguay hubiera utilizado el 50% de lo que le corresponde. A mi me pareció que Paraguay cometió un error en contra de sus propios intereses al querer vivir de sus regalías…”.

El ex consejero de Itaipú, off the récord, estamos seguros de que admitiría que el reconocimiento de su país sobre del derecho paraguayo sobre el 50% de la producción de la binacional es solo formal, apenas para mantener las apariencias. Que en Itaipú Paraguay hizo un mal negocio porque su paísl se aseguró todos los mecanismo, incluso pretendidamente legales, para para ellos sea un extraordinario negocio.

Si esa no fuese la verdad, Neves debería explicarnos por qué razón él, sus predecesores y sucesores, cuidaron con tanto celo, en dictadura o democracia, que en el gobierno de la entidad binacional imperase la indiscutida hegemonía brasileña.

Debería explicarnos por qué incluyeron en el capítulo II del Anexo, puntos 2 y 3, exigencias que sus predecesores sabían a ciencia cierta que Paraguay no podría cumplir durante muchos años: nos referimos a la obligatoriedad de cada entidad, “en el ejercicio de su derecho … contrate con Itaipú, por períodos de 20 años, fracciones de la potencia instalada en la central eléctrica.

Tan absurda fue la exigencia, que un año después de la aprobación del Tratado se vieron obligados sus responsables a modificarla, mejor a suavizar un poquito al reducirla a 10 años.

La conclusión es que con el corset del Tratado Itaipú nunca será un buen negocio para nuestro país, porque el Tratado fue instrumentado para que beneficie, en el sentido amplio de la palabra, solo a Brasil y que nuestro país recuperará su soberanía solo cuando un tribunal internacional se falle a su favor.

(*) Analista de Mundo de la Electricidad.