Rafael Luis Franco (*)
A veces me pasa que no me decido por un título y entonces dejo a criterio del lector el que más le guste. El primero, “Hillary, estás despedida”, es la traducción del título, que creo era el meme obligado de la jornada postelectoral de USA. Esa frase fue un clásico del programa televisivo que llevó adelante hace algunos años el ahora presidente electo Donald Trump. El segundo, al leer la nota se darán cuenta.
Pero veamos la diferencia entre ambos candidatos.
Del otro lado, la candidata perdedora, la exsenadora y secretaria de estado; ella, con sus 69 años, tiene una carrera donde se mantuvo más tiempo en el empleo público que en el privado; lo que la convierte, sin dudas, en una abogada exitosa, del primer mundo claro. Algo que poco se difunde, más bien se oculta, es que en su paso por el empleo privado trabajó para una firma asesora de Monsanto, Rose Law Firm, y luego, seguramente recomendados por ella, varios de sus excompañeros, de dicha firma, pasaron a trabajar bajo el gobierno de su esposo, el escandaloso Bill; también afirman que es ella la que hizo posible que su consorte haya sido presidente y asimismo porque tenía en miras ser ella Presidente soportó y mantuvo su matrimonio a pesar de los affaires amorosos de su incontenible marido, por todos conocidos; evidentemente un matrimonio por conveniencia, no precisamente patriótica. Como se aprecia, ella es la perfecta burócrata y tal vez ama de casa.
Y acá reside la gran diferencia; de un lado el empresario que conoce de riesgos, que vive la realidad y sabe de pérdidas y ganancias y el valor humano, y del otro la empleada que siempre ha servido fielmente a un grupo o corporación, del que no forma parte, pero al cual debe su fortuna y carrera y que sabe que sin ellos no es nada; así es que para estas personas la lealtad al grupo se impone antes que nada. Dicen que el burócrata por lo general no siente pertenencia ni honor de grupo, solo dependencia política de quien, o quienes, lo protege, y la regla de oro del burócrata es “el que no actúa no se equivoca”.
Creo que en su mayoría el pueblo norteamericano lo pudo haber intuido así, de ahí el resultado de la elección; sabían que votar a la señora Clinton iba a ser más de lo mismo, más del burócrata Obama, otro abogado; por tanto decidieron cambiar y esta vez elegir al que contrata a los abogados y le dijeron con su voto al Partido Demócrata y su candidata “you’re fired”, al menos por cuatro años.
Posdata: Dos burócratas conocidos son Josef Stalin y el inefable Maduro
(*) frarafael@gmail.com
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