Escombros y remendados
Poco después de la caída de Alfredo Stroessner el 2/3 de febrero de 1989, el recordado arzobispo de Asunción, monseñor Ismael Rolón, reclamó hombres nuevos para el Paraguay, al mismo tiempo que clasificó también a otros de quienes se debería prescindir en la función pública
Estas son las categorías a las que aludió:
“Hombres nuevos: no son santos, pero procuran ser honestos consigo mismos, con los demás y con Dios. Sus ideales, criterios y palabras se adecuan a la realidad y a la verdad. No recurren a la mentira o la violencia para acumular riquezas, ni se hacen cómplices, por ambición o cobardía, en fraudes en perjuicio del pueblo.
Hombres viejos: son aquellos adormecidos en la mediocridad…
Remendados: se acomodan a las circunstancias de tiempo, lugar y personas para salvaguardar sus intereses. Son peligrosos…
Escombros: son aquellos en quienes nada de decencia, de credibilidad y de honor ha quedado en su haber de persona y ciudadano”.
Lamentablemente, en los Gobiernos que sucedieron a la dictadura predominaron los de la última clase
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