Las noticias anuncian que el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) nuevamente enviará sus huestes inscriptoras al exterior para registrar a los paraguayos de afuera en el Registro Cívico Electoral, para habilitarlos al voto para las elecciones el año 2018. ¿Será otro fracaso o tendrá éxito?

Y, como ya es costumbre, estas decisiones son tomadas por las autoridades del TSJE desde sus cómodas poltronas, sin considerar la realidad migrante en el exterior.

El aspecto positivo que tiene esta medida es el beneficio que ello trae aparejado a los funcionarios asignados para tal tarea que viajan en calidad de turistas a expensas del Estado paraguayo, ya que de otra manera no podrían conocer otros países debido a sus escuálidos y magros sueldos.

Prueba de ello es que el 4 de diciembre del 2011, la edición impresa de Última Hora publicaba que Delia Mora, jefa de informática de la Justicia Electoral viajó a España fungiendo como inscriptora. En aquel entonces, Mora posteó en su cuenta de Facebook fotos de ella recorriendo diversos puntos de España, Austria y Francia, causando la indignación ciudadana al evidenciar la intención de hacer turismo de los funcionarios a costa del dinero público. Razón por la cual, los paraguayos en España rechazaron hace poco el envío de “inscriptoras turistas”.

Pero dejando de lado tales minucias, según la primera información consignada por el sitio web de la Institución, la inscripción se realizaría  en los consulados paraguayos desde el 15 de septiembre hasta el 15 de diciembre del año en curso, es decir tres meses consecutivos. Pero posteriormente –cómo también ya es costumbre- el TSJE restringió dicho período hasta el 31 de octubre. Lo que no está claro es si los consulados de Córdoba, Corrientes, Resistencia  y Rosario participarán de tan patriótica tarea ya que no figuran en el mapa electoral pergeñado por la TSJE. O, al menos, no ha sido dado a conocer.

La inscripción realizada en el 2011 fue un fracaso: 4 mil inscriptos en España y 21 mil en Argentina. En ambos casos alcanzó el 4% de los residentes paraguayos en cada uno de esos países. ¿Quién garantiza que esta vez será diferente?

Pero no seamos tan pesimistas: si los días y horarios normales de atención al público de los consulados paraguayos son de lunes a viernes de 8 a 15 horas ¿quién dice que no es verdad lo expresado en el comunicado del TSJE, que los inscriptores atenderán –al mismo precio- fuera de esos horarios normales, es decir los sábados y los domingos que son los días en que la mayoría de nuestros compatriotas tienen más tiempo para asistir a empadronarse ya que no son laborables?

¿Por qué no pensar que el TSJE, en un arranque de lucidez y desprendimiento, de por ahí decida difundir por los programas de radios la buena nueva pagando la publicidad a los directores de dichas audiciones radiofónicas del país dónde se realizará el empadronamiento?

¿Por qué no creer que los más de 2 mil millones de guaraníes que –en principio- está previsto gastar en esta cruzada registral está bien calculado y que es una bicoca, una verdadera ganga, una insignificancia en comparación con la “dieta”  que se llevan los diputados y senadores?

Y que también es válida la excusa de que envían gente del Paraguay para empadronar porque la legislación vigente prohíbe la contratación de personas fuera de nuestro país, lo que nos hace pensar que a partir de esa interpretación, para los consulados de nuestro país en el exterior NO se aplica la ficción jurídica internacional que estipula que los mismos forman parte del territorio paraguayo.¿Cómo hacen nuestras embajadas y consulados para tener personal contratado en el país donde están asentados?

Sin embargo, no debemos ser tan escépticos como que los que se quemaron con leche cuando ven una vaca lloran. Apelemos a nuestra sólida fe cristiana y esperemos que la Virgencita de Caacupé, en su inconmensurable misericordia, opere esta vez un milagro cívico que tutele y proteja nuestra creencia en la probidad de los que cortan y reparten la torta presupuestaria nacional y manejan los destinos democráticos de nuestro país.

Solo así, esta nueva tentativa de inscripción tendrá el éxito que todos deseamos ardientemente de forma tal que el autor de esta nota sea categóricamente condenado al infierno por toda la eternidad.