El suicidio adolescente, una problemática multifactorial
Por Beatriz Acuña (*)
El suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 24 años, y la sexta causa para aquellos de entre 5 a 14 años.
Los adolescentes experimentan sentimientos de estrés, confusión, presión para lograr el éxito, incertidumbre financiera y otros miedos mientras van creciendo. Para ellos el divorcio, nuevas familias,padrastros,hermanastros o las mudanzas a otras nuevas comunidades pueden perturbarlos bastante. Por eso el suicidio, aparenta ser una solución a sus problemas y al estrés.
Las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se pueden tratar. Cuando hay dudas, un examen psicológico es de gran ayuda.
Los adolescentes tienen una emocionalidad que va de un extremo al otro todo el tiempo, porque su identidad está en permanente construcción, con muchos aspectos frágiles y pocos sustentos emocionales para atravesar ciertas situaciones y viven como experiencias límites enfrentamientos con los padres,desengaños amorosos, o problemas en la escuela.
El suicidio es una de las decisiones más extremas. Asusta a los adultos escuchar de algún suicidio y piensan que también les puede pasar a sus hijos; en realidad, un adolescente que tiene vínculos sólidos con sus padres, que fue acompañado en su crecimiento, respetado como persona, que tiene diálogo, no se suicida de un día para el otro
Un padre y una madre que acompañan a su hijo, su desarrollo emocional, van a advertir que hay síntomas preocupantes y van a saber actuar a tiempo.
Si el niño o adolescente dice yo me quiero matar o yo me voy a suicidar, tómelo muy en serio y llévelo de inmediato a un profesional de la salud mental capacitado. La gente a menudo se siente incómoda hablando sobre la muerte. Sin embargo, puede ser muy útil el preguntarle al joven si está deprimido o pensando en el suicidio. Esto no ha de ponerle ideas en la cabeza, por el contrario, esto le indicará que hay alguien que se preocupa por él .
Con familiar y con tratamiento profesional, los niños y adolescentes pueden regresar a un camino más saludable de desarrollo
Cuando hay suicidios, no debemos tomar medidas de emergencia, simplemente debemos estar presentes todos los días en la vida de nuestros hijos.
Detrás del suicidio hay siempre una historia, incluso en los adolescentes. Es importante que los padres sepan que sus hijos no se van a suicidar por imitación. Un adolescente tiene más defensas o antídotos contra la idea del suicidio cuando ha aprendido a soportar las frustraciones.
Cuando empieza a haber réplicas de suicidios, uno tiene que preguntarse cómo están siendo los vínculos con los adultos. Algunos padres sienten temor ante la imposición de límites, pero un límite no termina en tragedia cuando es puesto con cariño y a través de un diálogo.
Que un hijo se rebele, no es problemático, el problema es cuando esa rebelión no encuentra del otro lado ninguna respuesta, una represión brutal, o la ausencia de alguien que lo guíe y lo contenga.
Los problemas socioeconómicos, los bajos niveles educacionales y el desempleo son también potenciales factores de riesgo para el suicida porque limitan la participación social activa del adolescente, la satisfacción de las necesidades más elementales y coartan su libertad. Antes se pensaba que la gente se suicidaba solo por depresión, ahora se han desvelado otros factores como el alcoholismo y la drogadicción que agudizan la depresión; el miedo y la desesperanza.
Los factores asociados a la cultura adquieren una importancia capital en la conducta suicida, muchas familias que por las condiciones económicas adversas abandonan el país, se ven sometidas a un proceso de coloniaje cultural con pérdida de la identidad y sus costumbres. Para referirse a esta adaptación de los inmigrantes,el primero en utilizar el término ‘shock cultural’ fue el antropólogo canadiense Kalervo Obergy señaló el gran sufrimiento de éstos, que se caracteriza por los esfuerzos constantes por adaptarse a la nueva cultura. Además de los sentimientos de pérdida y pena, motivados por los recuerdos y lo que han dejado atrás.
Los psicólogos y psiquiatras son profesionales experimentados en la detección del riesgo de suicidio, pero no son los únicos que pueden prevenirlo. Cualquier interesado en auxiliar a este tipo de personas puede ser un valioso colaborador en su prevención, al igual que los medios de comunicación que deberían publicar las fuentes de salud mental a dónde recurrir en casos de crisis. El suicidio debe ser tratado como cualquier otra causa de muerte, porque responde a factores diversos: sociopolíticos, psicológicos y biológicos.
(*) lanacion.com.py