Por Brigite Colmán – bcolman@uhora.com.py
El trabajo infantil en el campo no es una novedad. Los niños paraguayos han trabajado en la cosecha del algodón, por ejemplo. Ante cada inicio de clases que coincidía con la cosecha, los pequeños hijos de agricultores no iban a clases porque tenían que ayudar a sus padres.
Ahora resulta que los niños se dedican al cultivo de la marihuana, con sus padres.
De esto nos enteramos a través de un reportaje realizado por un equipo de ULTIMAHORA.COM en la comunidad de San José del Norte, en el distrito de General Resquín, Departamento de San Pedro.
Un buen día, la sociedad paraguaya se escandalizó por una protesta de campesinos. Ellos, pobladores de San José del Norte, realizaron una marcha en contra de la destrucción de cultivos de marihuana por parte de la Policía. Los agricultores paralizaron nueve escuelas y dos colegios.
¡Escándalo!
Después de décadas de ausencia, el Estado paraguayo se hizo presente en ese punto olvidado del mapa. Pero lo hizo por las malas.
El siempre eficiente fiscal general del Estado ordenó la apertura de una investigación por el hecho punible de apología al delito.
Porque el Código Penal dice que aquel que «públicamente, en una reunión, o mediante publicaciones (…), hiciera en forma idónea para perturbar la paz pública la apología de un crimen tentado o consumado, o un condenado por haberlo realizado, será castigado con pena privativa de libertad de hasta tres años o multa». ¡Cháke!
Al Ministerio Público nunca le importó investigar los dineros del narcotráfico en la financiación de las campañas políticas; pero quiere salir a perseguir a los campesinos pobres que plantan marihuana. Muy coherente.
Los manifestantes admitieron que cultivan la hierba ante la falta de una mejor opción.
«Reconocemos que no está bien lo que hacemos, pero tenemos familias que mantener, debemos educar a nuestros hijos, cuentas que pagar y el Gobierno no nos ofrece ninguna alternativa, entonces lo único que podemos hacer es cultivar marihuana, no es porque nos deja mucha ganancia, pero podemos sobrevivir gracias a eso», dicen los pobladores.
Los niños desde los 6 años ya van a trabajar al monte. Trabajan de noche, y después se duermen durante la clase en la escuela.
¿Ya le avisaron al fiscal general? Que mande urgente algún fiscal antidrogas para procesar a los niñitos.
El Estado paraguayo tendría que hacer algo para resolver el problema de la pobreza, que no sea reprimir a los pobres. ¿Qué se supone que hagan los campesinos, si es más rentable plantar marihuana en vez de mandioca? Y de paso, podría también evitar que los pobres caigan víctimas de los narcos.
uhora.com.
N, de R. El rinde de cada hectárea de marihuana en el Paraguay es de 3 toneladas a un costo de 50 mil guaraníes el kilo y su precio de venta en los países limítrofes oscila entre los 3 y 8 millones de guaraníes por kilo.
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