El país de los votos perdidos

 

Andrés Colmán Gutiérrez – @andrescolman (*)

Voté cerca de las 13.30 del domingo 22 de abril, en la mesa 4, orden 61, escuela San Antonio de Padua, zona La Encarnación del distrito Asunción. No había mucha gente y me tocó rápido el turno. Hice voto cruzado y en la papeleta de diputados marqué la lista 19 del Movimiento Político Indígena Plurinacional, porque me parecía valioso que los pueblos originarios tengan representación en el Congreso.

Cuando empezaron a hablar de robos de votos, busqué el certificado de transmisión de resultados electorales preliminares (TREP) de mi mesa y hallé que la lista 19 tenía cero votos. Alguien se había chupado el mío. ¿Quién sería?

Me dijeron que no vale publicar en el diario, ni en las redes sociales, sino denunciar ante la Justicia, pero sería una denuncia puramente testimonial, porque ya no hay modo de comparar con los boletines de votos, que desde la noche del domingo son «basura electoral», porque el presidente Horacio Cartes, en noviembre de 2017, a través del Decreto N° 8069, vetó la ley que aprobó el Congreso para guardar los boletines por 30 días. ¿Por qué lo habrá hecho?

Obviamente, no fui el único a quien le robaron. Jazmín Derbas votó en la mesa 8 del Colegio Monseñor Lasagna, en Asunción, por la lista 69 de senadores del Movimiento Kuña Pyrenda, pero luego encontró cero votos por esa lista. Fabián Forestieri halló pocos votos por la opción que él eligió con sus amigos y cree que tendrían que ser muchos más. Indagó la identidad de las autoridades de la mesa 7, de la Escuela República Alemana, y descubrió que los tres son afiliados al Partido Colorado: Noelia Espínola, Óscar Román y María Tereza Gómez. «Allí los colorados arrasaron. Me da rabia esta parodia de elección», reclamó.

Ya nos advirtieron que nuestro plagueo no sirve, es solo nuestra palabra contra la institucionalidad del TSJE. No hubo fraude, solo irregularidades y las diferencias no son muchas, dicen. Las irregularidades deben subsanarse en el conteo de votos y no protestar en Facebook, ni cerrar las calles. Hasta Lugo ya llamó a felicitar a Marito como «presidente virtual» y solo queda el «berrinche pichado» de Efraín y de unos cuantos cientos de ciudadanos. Y claro, los informes de los observadores extranjeros que señalan que el sistema electoral paraguayo es obsoleto y se presta a las trampas criollas, ante una Justicia politizada, pero ¿qué pueden saber los de afuera?

Que se jodan los partidos chicos, que no tienen gente para llenar todas las mesas. Perverso sistema; si no tenés quien controle, es lógico que te roben el voto. ¿No debería ser la Justicia Electoral la que nos garantice a los ciudadanos que nuestro voto será inviolable?

Bienvenidos al Paraguay, el país de los votos perdidos. Al igual que muchos de los boletines que hemos marcado, nuestros sueños de habitar un país serio, institucional, transparente, hoy yacen en los tachos de basura o son arrastrados como hojas otoñales por el viento.

(*) ultimahora.com