Rafael Luis Franco (frarafael@gmail.com)
Un imperio en las sombras, un imperio corporativo que rige los destinos del planeta, que permite el desarrollo industrial y tecnológico de un país o no; un imperio que arruina, destruye y somete a todos los que se les oponen; amparadas todas sus tropelías al tener férreamente controlada la prensa mundial, hoy se lo puede entrever por las hendijas de las redes sociales.
Y el “imperio del mal”, como una vez lo llamó Reagan, parece que se trasladó o mudó de lugar, ahora está claramente ubicado en el hemisferio Occidental, ¿o tal vez siempre lo estuvo en ese lugar y no nos dimos cuenta?
Entonces qué mejor que revisar un poco de historia para tratar de ubicarlo
En el siglo XIX existieron dos guerras mundiales. La primera fue la campaña napoleónica, desde un país, Francia, que hacía pocos años su secular sistema de gobierno en un santiamén fue borrado y asesinados en masa los que se oponían al nuevo orden; luego una nueva clase, sin clase, gobernante se hizo del poder.
Y surgió el primer dictador moderno, o lo hicieron surgir, Napoleón Bonaparte, que tiene en su origen un paralelismo con otro demente que un siglo después asolaría el mundo: Hitler.
Ambos estaban pobres, casi en la indigencia poco antes de ser encumbrados, pero hay sucesos que les cambiaron la vida. En el caso del corso fue la ayuda que este brindó al gobierno para frenar la gran marcha campesina sobre París, una gran revuelta popular dispuesta a terminar con la corrupción política reinante fue destruida a cañonazos, a partir de ahí el petiso se ganó el favor del Poder, y su ascenso fue meteórico hasta el puesto de Emperador; incluso le consiguieron novia, madama Josefina, un poco usada, pero como era su primera mujer no se dio cuenta y se enamoró perdidamente.
Luego ese Poder lo utilizó para extender las fraternales ideas de “liberté, igualité y fraternité” a cañonazos al resto de Europa, produciendo millones de cadáveres a su paso.
A mitad del siglo XIX vino otra, que los rusos llaman “Guerra Mundial Cero” (o Guerra de Crimea), predecesora de la I y II; una alianza liderada por Inglaterra, con el apoyo del nuevo emperador francés Napoleón III, sobrino del “monstruo”, de los turcos y el imperio austríaco; todos contra Rusia. ¿Y cuál fue el pecado de los rusos para que se formara semejante alianza? Entiendo que eran dos: uno el querer industrializarse, dejar de ser solo un proveedor de materias primas a los ingleses; y, el otro pecado, seguir siendo, luego de casi un milenio, un imperio cristiano, la bandera que utilizaban en Rusia entonces era la Cruz de San Andrés, o Cruz de Borgoña.
¡Y les hicieron creer a los franceses que ellos derrocaron la monarquía!, cuento que hasta la fecha creen.
Es así que casi medio siglo después de que los ingleses derrotaran a Napoleón y se presentaran ante el mundo como el Imperio Bueno, se aliaron con su sobrino, Napoleón III; cuando hasta hacía poco tiempo su tío y descendencia estaban absolutamente prohibidos.
Entonces aquí uno se pregunta, ¿cómo es esto?; y surge una respuesta, como digo más arriba: todo el proceso tanto de la Revolución Francesa, luego las campañas, etc., tienen su origen en ese Imperio en las Sombras, que en un momento de la historia partió de Londres; porque fue Inglaterra, no Francia, la que luego de las campañas de Napoleón, sobre todo la de España, logró que esta perdiera sus posesiones de ultramar, es Inglaterra la que se hizo dueña y señora de los mares y comenzó a imperar en el mundo, imponiendo su liberalismo, su laissez faire (aquí hay que entender “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”), imponiendo su industria e imponiendo su moneda; a la vez que llevaba al suyo todas las materias primas que necesitaba por centavos o gratis; y así como hicieron con los rusos, cuando estos quisieron competir de igual a igual, este Poder nunca permitió el desarrollo y crecimiento de los nuevos territorios que arrebató a España; salvo por períodos cortos, algunos países crecieron sus economías, pero luego todo fue para atrás.
La Argentina es un claro ejemplo, si se analizan sus históricos vaivenes políticos desapasionadamente se podrá ver reflejada la mano en la sombra que ha manejado y maneja su destino
Para sostener esto que digo, téngase en cuenta que primero Inglaterra atacó a España y le produjo un desastre en Trafalgar, 1805; luego en 1808 comienza la invasión napoleónica, aparte de las posteriores invasiones inglesas a los territorios españoles de ultramar, el apoyo logístico que dio a los “libertadores”, tanto en armas como en soldados; todo valía para apoderarse del Nuevo Mundo; ¡el nuevo Imperio surgía!
Así se entiende mejor la jugada del Poder, que parte de Londres. Primero fueron por Francia, país católico, lograron su cometido; luego por España, otro país católico, que fue un éxito en cuanto lograron que perdiera sus territorios en América; y luego por Rusia, otro país cristiano, que fracasaron.
Pero como el Poder no descansa, solo se toma su tiempo.
Así, cuatro décadas después de 1812 una Nueva Alianza formaron los ingleses contra Rusia; una historia ocultada que, si bien los aliados se puede decir que fueron los ganadores, al final se retiraron sin un claro triunfo militar; Rusia siguió manteniendo su sistema de gobierno.
La única diferencia es que ahora el Poder inglés tenía un competidor, pero no había problema porque este era sangre de su sangre: USA; y sabía que más que un competidor iba a ser la nueva energía que necesitaba ese Poder ya que, tal vez, en Europa se estaban anquilosando.
Dicen que desde la calle del Muro se financió aquella Revolución Rusa, que también hicieron creer a los rusos, como a los franceses, que ellos la habían hecho.
Luego de la primera gran guerra al poco tiempo vino la segunda y, ¡oh sorpresa!, según el historiador ruso Valentín Falin, ex diplomático, de gran trayectoria y larga memoria, habían sido los norteamericanos los que financiaron al nuevo monstruo, Hitler, con la nada despreciable cifra de 30 mil millones de dólares para que Alemania se levante y rearme, y otro tanto los ingleses que competían para ver quién les hacía más favores a los nazis, y dice muy claramente que la guerra empieza con la firma del Tratado de Versalles, 1919, que sabían perfectamente esto. Y eso no es todo, que los aliados tenían planeado que el mismo Hitler los ayudara para invadir Rusia (la Unión Soviética).
Ante la pregunta del periodista si los estadounidenses ganaron dinero con la II guerra, Falin respondió: “EE.UU. se convirtió en el país más rico del mundo después de la II Guerra, como también después de la I guerra; como dijo el presidente Wilson (después de la IGM): ‘El que financia el mundo lo domina’”. Y muchísimas cosas más cuenta este historiador superinteresantes (si alguno quiere ver la entrevista este es el sitio: https://www.youtube.com/watch?v=wzzBmgb0Hic).
La cuestión es que a pesar de tener todo en contra los rusos no fueron vencidos, perdieron 20 millones de personas en aquel conflicto, pero expulsaron nuevamente a los invasores, como en 1812, como en 1855, como a los japoneses, etc., y su enorme territorio no pudo ser desmembrado, debilitado; ni controlado como lo hicieron con el enviado Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin.
Y hoy, en este nuevo siglo, estamos a las puertas de una nueva gran guerra. ¿Y quién es el enemigo?, sí, otra vez Rusia que volvió a resurgir como el Ave Fénix; de las cenizas dejadas por el socialismo se reconvirtió nuevamente y tiene la osadía de querer reatar el hilo de su historia, truncada en 1917; desafiando al Poder que desde siglos busca su sometimiento y división (divide y vencerás reza el dicho).
Está claro que si les interesara los destinos del pueblo ucraniano no le enviarían armas, les enviarían arados, verían de que tenga una verdadera democracia, les ayudarían a combatir la corrupción, etc.; pero queda claro que es todo lo contrario, que el pueblo ucraniano al Poder mundial, corporativo y megalómano, es lo que menos les importa.
Ahora bien, por lo que observo a través de lo analizado es que de un lado quieren volver a repetir la historia; pero, del otro, me pregunto: ¿será que han aprendido las jugadas del oponente?, ¿si aprendieron, caerán en el mismo juego?
Me parece poco probable, porque hoy, la sombra de ese Imperio del Mal está bastante más a la vista, así como se puede entrever en ella a las dinastías que la producen; además, mientras que Occidente ha perdido la memoria el pueblo ruso la ha recuperado.
Más de siete décadas de escuela comunista forjaron al nuevo hombre ruso, una escuela en la que aprendieron que la pérdida de la libertad, de la familia, del sentido religioso y patriótico es lo peor que les pudo haber pasado; valores que el Imperio del Mal desestima pero que hacen que el Ser sea humano.
Posdata: Espero que se entienda lo que es el Imperio del Mal: es aquello que coarta nuestras libertades, porque primero está la libertad ya que sin ella no se puede encontrar la Verdad; el Mal es aquello que basa su poder en la mentira, en el miedo, el hambre y el terror; es aquello que «promete un mundo feliz» pero sin alma, un mundo basado solo en cosas materiales, sean muchas o pocas, que jamás pueden contentar al Hombre hecho a imagen y semejanza de Dios.
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