De reformas y enmiendas
Rafael Luis Franco (frarafa@gmail.com)
Observando la Constitución norteamericana, que tiene más de dos siglos (1787), vemos que ellos en todo este tiempo han hecho veintisiete enmiendas a la misma, siendo la última aprobada en 1992, pero el detalle y rareza de esta última es que se propuso en 1789, sí, más de dos siglos, una enmienda propuesta a dos años de su promulgación (se tomaron su tiempo los muchachos), y se trata nada más ni nada menos que de la variación de la remuneración de los legisladores (algo impensable por estos pagos, que todos los años se aumentan la dieta y la antidieta, los bocaditos).
Hay otra enmienda interesante de observar, la 22º, propuesta en 1947 y refrendada en 1951, en donde se limita a dos períodos la elección del Presidente, lo que quiere decir que desde 1787 ellos podían re-re-re-reelegirse indefinidamente (¡y después bastardeaban las dictaduras urbi et orbe!, la propuesta de ellos es “debes hacer lo que yo digo pero no lo que yo hago, no me conviene que hagas lo mismo”; claro que bajo cuerda siempre financiaron las de izquierda, una sutil manera de eliminar la competencia, pero esa es otra historia).
En 1919, con la enmienda 18º, establecieron la famosa Ley Seca, ley que muchas muertes causó ya sea por ingesta de alcoholes truchos o peleas mafiosas, amén de cirrosis y dolores de cabeza interminables, ley que a su vez generó un crimen organizado aumentando el poder de las familias mafiosas, además de la evasión multimillonaria de impuestos. Ley que recién fue derogada catorce años después (1933) con la enmienda 21º, tomándose casi un año para aprobarla (parece que Al Capone, Corleone y otros eran grandes cabilderos).
—Y reformas, ¿cuántas hicieron?
—Ninguna.
—¡No me joda!
Sí, jamás hicieron una reforma constitucional. Por qué, porque el camino más directo, menos traumático, más económico y menos engorroso es la enmienda.
Los yanquis tienen una popular frase que suelen aplicar y dice: “hacela fácil y rápido tonto”, o algo así; viene a ser un principio de vida que tienen para todo, que les indica hacer todo más simple, no dar vueltas al asunto e ir por el camino más directo, no complicar las cosas; porque es de tontos y estúpidos complicarlas; y las estupideces cuestan muy caro.
Espero que este pequeño aporte sirva de algo en estos revueltos tiempos, aunque sé que es lo mismo que pretender apagar el incendio de un bosque arrojándole un vaso de agua; pero este vasito va dirigido a: los reformadores-deformadores, a los intelectuales del subdesarrollo, a los que no leen ni el almanaque y opinan como “Zaratustra”, a los ideologizados-endemoniados, y sobre todo a los intelectuales y periodistas pirómanos, que disfrutan ver cómo los idiotas útiles incendian el bosque.
Interesante la visita a la Constitución Norteamericana, Ley precedente de casi todas las Repúblicas Latinoamericana. El problema no es que «no dar tantas vueltas y haga las cosas más fáciles» sino la TRADICIÓN NORTEAMERICANA EN LA CREACIÓN DE LEYES. Ellos son un pais CONSUETUDINARIO COMO INGLATERRA; ES DECIR APEGADO A LAS TRADICIONES Y COSTUMBRES Y LOS FUNDAMENTOS Y POR ESO NO HACEN REFORMAS DE SU LEY FUNDAMENTAL. NOSOTROS EN CAMBIO, SOMOS UN PAIS APEGADO A LA TRADICIÓN JURÍDICA ROMANA; es decir TODO DEBEMOS ESCRIBIRLO Y UTILIZAMOS COMO FUENTE TAMBIEN LAS TRADICIONES Y COSTUMBRES. EE UU tuvo que impedir la REELECCIÓN INDEFINIDA por los ABUSOS DE PODER EJERCIDOS DURANTE LOS MANDATOS PRESIDENCIALES ; pero no solo por los presidentes sino por los los que negocian por detrás de las leyes. Quien habia solicitado LA REELECCIÓN fue el General George Washington y varias décadas después hicieron la Enmienda.
Seguramente por eso, «porque somos apegados a una tradición jurídica» es que tenemos un promedio de 1 presidente cada año y medio en un siglo, y dos dictaduras por 43 años. Disculpá Juan, pero semejante pelotudez creo debe llamarte a reflexionar en silencio.