Coordinadora Permanente de la Migración Paraguaya

Aparentemente, esta Coordinadora se formó a iniciativa de un grupo de personas que participaron del Primer Congreso de la Migración realizado en Asunción el 9 de julio del año pasado, sin que se sepa a ciencia cierta quienes la integraban. Posteriormente se supo que sus componentes eran Celso Chamorro, Milciades Ojeda, César Benítez y Oscar González Drakerford y cuyo domicilio, desde el principio, fue fijado en el local de la Secretaría de Desarrollo para Repatriados y Refugiados Connacionales, es decir en la calle Antequera 860 casi Manuel Domínguez de la ciudad de Asunción.

Suponemos que la creación de dicha Coordinadora fue hecha con dos objetivos básicos: seguir de cerca el cumplimiento o no, de los puntos expuestos en el documento en el que constaban las conclusiones realizadas por ese Congreso y que fuera entregado al presidente Fernando Lugo en esa oportunidad. Presuntamente, otro de los objetivos de la mencionada Coordinadora fue la de colaborar en la instrumentación de los mismos por parte del gobierno paraguayo.

Pese a esas buenas intenciones, la falla de sus componentes consistió en no comunicar oficialmente a las instituciones que organizaron ese primer Congreso, que la Coordinadora fue creada para cumplir dichos objetivos. Vale decir, no se procedió en forma orgánica.  Y por definición, toda omisión implica una falta que constituye la abstención de hacer o decir una cosa, máxime a quienes debían tener conocimiento de la existencia de ese cuerpo colegiado. Una lamentable desprolijidad.

Y aunque era un secreto a voces de que la misma estaba constituida y actuaba, causó desconcierto y escozor a varias instituciones y nucleaciones de paraguayos en la Argentina, cuando como producto de esa actuación, dicha Coordinadora organizó el Segundo Congreso de la Migración llevado a cabo el 15 y 16 de octubre e hizo la convocatoria para participar del mismo, ya que la Coordinadora no tendría la legitimidad necesaria para tomarse esa atribución.

Abstrayéndonos de los juicios de valor, lo que quizá no se analizó fríamente ni se consideró ni se debatió desapasionadamente,  fue la practicidad, la fluidez y la agilidad que un equipo reducido de personas imprime a todo emprendimiento organizativo. Con la ventaja de que evita cabildeos y discusiones a veces estériles y más de las veces interminables.

Lo que tal vez tampoco se tuvo en cuenta, es la envergadura y la proyección que tomaron las Asociaciones de connacionales de otros países del mundo a raíz del Primer Congreso, cuya presencia fue fundamental para reforzar nuestros legítimos reclamos al gobierno de nuestro país. Y que, en el Segundo Congreso, revalidaron su protagonismo, lo que les dio el derecho a formar parte  activa en la conducción de la “nueva” Coordinadora, que el mismo Congreso de la Migración institucionalizó y que quedará constituida definitivamente cuándo confirmen a sus respectivos representantes en el plazo de 30 días.

Esperemos que de esta manera se despejen –paulatinamente- los naturales resquemores a los cuales estamos propensos los paraguayos que residimos en el exterior para insistir, de manera consensuada y consistente, en que el gobierno paraguayo actual tenga en cuenta nuestras peticiones y exigencias.