Camino a la Idiocracia o El votante incorregible
Rafael Luis Franco
“Mi abuelo era un hombre muy valiente, solo le tenía miedo a los boludos. Un día le pregunté: ¿por qué?, y me dijo: porque son muchos, ¡no hay forma de cubrir semejante frente! Por temprano que te levantes, a donde vayas, ¡ya está lleno de boludos! Y son peligrosos, porque al ser mayoría eligen hasta el presidente.”
Facundo Cabral
Hay un filme norteamericano, comedia, titulado “Idiocracy” (Idiocracia), muy divertido por cierto; sucede que a una pareja de perfectos idiotas los hibernan, un experimento militar, luego por distintos motivos quedan olvidados por siglos, hasta que por un accidente despiertan quinientos años después, y se encuentran en un mundo manejado por idiotas, una distopía, donde estos personajes resultan ser ahora los más inteligentes. Bien, por el resultado de la reciente elección parece que un futuro distópico está a la vuelta de la esquina y no hace falta esperar quinientos años para verlo, tal vez solo unos pocos meses.
El votante promedio populista ya tenía decidido su voto, hace tiempo, así es que por más que se les mostrara y demostrara las incoherencias pasadas y presentes de sus candidatos preferidos; o sea los robos, los bolsos revoleados, las miles de propiedades, los yates, los aviones, joyas a nivel de reyes, etc. etc.; igual este los iba a votar. Es más, me atrevería a decir que si, por ejemplo, de repente los dos principales referentes confesaran, una especie de sincericidio, sus dislates, su burla a los pobres y al país en general, el saqueo que hicieron al erario, y que van a continuar haciéndolo si son reelectos, reconocieran a sus testaferros, y que el país se va al carajo con ellos, como estamos viendo apenas conocido el abrumador resultado, y que Venezuela puede llegar a ser un poroto a su lado; así y todo igual los votarían. Aunque usted no lo crea.
Porque a estos fanáticos no les importa nada y les encontrarían mil razones para negar las verdades más evidentes: “no son ellos”, “es una grabación trucha”, “es mentira”, “ella ama los pobres”, “no robó nada”, “los cuadernos son solo fotocopias, no hay originales”, “los bolsos eran del Gato”, “solo veo gente contando dinero”, “fulano se suicidó”, “estábamos mejor que Alemania”, “Clarín miente, Canal 13 miente, La Nación miente, La Prensa miente”, “la culpa es del imperialismo, el liberalismo”, etc. etc. Como dijo un famoso intelectual y escritor argentino: “Los peronistas son incorregibles”, y yo diría que no solo los peronistas.
Mientras que el otro tipo de votante, el indeciso, parece que solo vota por alguna de estas razones: cómo está su bolsillo, cómo se despertó ese día, si lo dejó la mujer, si se le murió su mascota, le chocaron el auto, pisó caca de perro, y otras varias razones que hacen a su quehacer diario, de las cuales suele culpar al gobierno de todo lo que le pasa.
Y en estos grupos no me refiero a gente sin educación y que vive mal, al contrario, mayormente son gente de clase media y alta, con educación terciaria muchos de ellos; pero está visto que la formación profesional no cambia a la persona en su conducta; por el contrario, a veces potencia su vanidad, su grosería, su ego, sus ambiciones personales que están más allá del bien común; así muchas veces uno se pregunta: “Cómo le dieron el título a este tipo”, que podrá ser muy bueno o regular en su profesión, pero un total idiota en otros campos.
Fíjense lo que escribe Gustave Le Bon, autor de “Psicología de las masas”, libro publicado en 1895 (las mayúsculas son mías): “Muchos eminentes filósofos, Herbert Spencer entre ellos, no tienen ninguna dificultad en demostrar que la instrucción ni hace a los hombres más morales ni tampoco más felices; que no cambia ni sus instintos ni sus pasiones hereditarias y que a veces ─y para que esto suceda SOLO NECESITA ESTAR MAL DIRIGIDA─ resulta más perniciosa que útil. Las estadísticas han confirmado este criterio al mostrarnos que la criminalidad aumenta con la generalización de la instrucción, o bien y en todo caso, CON CIERTO TIPO DE INSTRUCCIÓN, y que LOS PEORES ENEMIGOS DE LA SOCIEDAD, LOS ANARQUISTAS, SE RECLUTAN ENTRE LOS ABANDERADOS DE LOS COLEGIOS…”.
Pero para llevar adelante una política que se nutre de este tipo de incorregible votante, es necesario crear una división profunda, ahí entra en juego la famosa “grieta”, es fundamental crearla ya que lo que se fomenta con ella es el odio al otro, al rival ocasional, al que los expertos en manipulación política se han encargado muy bien de estereotipar; entonces es así que solo se ponen en juego dos neuronas, que es el nivel de IQ (coeficiente intelectual) promedio de la masa en movimiento: te amo o te odio, te sigo o te persigo, te idolatro o te mato; a la masa no le importa si matan al único ser que puede salvarlos de una hambruna, de una epidemia, de llevarlos por el camino correcto, etc., la masa solo desea satisfacer sus momentáneos bajos instintos. El comportamiento de este tipo de masa a que me refiero se ha visto en la Revolución Francesa, en la bolchevique, en la España de 1936, en varios comicios argentinos y hace dos mil años lograron soltar a Barrabás. Así que cuando escuchan al candidato populista decir: “Voy a cerrar la grieta”, no le crean nada, va a hacer todo lo contrario, la va a profundizar, ya que sin ella su existencia desaparece.
Pero a no desesperarse por el futuro, recordar la frase: “Si tiene solución no hay que preocuparse, y si no la tiene tampoco”, porque esta vida es como viajar en el “Titanic”, no tenemos escapatoria, como no la tuvieron los personajes de la película que menciono al comienzo, y hoy por hoy la “Idiocracia” es ya una realidad; la vemos en el accionar de distintos movimientos, a nivel global, por las estupideces que plantean: de ideología de género, feminazistas, veganos, sus gustos políticos, etc., así que hay que aprender a convivir con ella; y si uno se quiere destacar y pasarla bien, es fácil: solo deberá ser un idiota políticamente correcto.
Amén
Excelente artículo Felicito al autor