Argentina ya instala su planta de uranio frente al Chaco paraguayo

Armando RivarolaPor Armando Rivarola  (*)

Pobladores de la localidad formoseña de Ingeniero Guillermo Juárez confirmaron que camiones de gran porte han estado por allí con pertrechos para el emplazamiento de una planta de dióxido de uranio cerca de la frontera con Paraguay, a la altura de Pedro P. Peña.

Se trata de un material radiactivo utilizado como combustible de reactores nucleares. Que se sepa, Argentina no remitió los informes solicitados por la Cancillería paraguaya.

Ingeniero JuárezIngeniero Juárez es un municipio de unos 15.000 habitantes ubicado a 400 kilómetros al noroeste de la ciudad de Formosa por la ruta nacional 81, paralela a los ríos Pilcomayo y Bermejo.

Hace algunas semanas, unos enormes acoplados con extraña carga se detuvieron allí y llamaron la atención de los vecinos.

Nilda Gaona, comerciante del lugar y activa líder comunitaria, se acercó a hablar con los choferes y estos le comentaron que se dirigían a “El Chorro” con materiales para la instalación de una planta de uranio.

Por presión de los residentes del entorno de la fábrica y de entidades ambientalistas, el Gobierno argentino tiene planes de mudar de Córdoba a Formosa la planta de Dioxitek, propiedad de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que le provee dióxido de uranio a las centrales nucleares de Embalse y Atucha I.

Por la prensa: El Gobierno paraguayo se enteró del hecho por la prensa, a pesar de que, con anterioridad, la Argentina había dado supuestas “seguridades plenas” de que no realizaría ningún movimiento de desarrollo nuclear en las fronteras sin comunicarlo previamente y obtener la conformidad de nuestro país.

Solo se conoció el plan porque el diario La Voz del Interior se hizo eco a principios de febrero de una reunión en Buenos Aires en la que el ministro argentino de Planificación, Julio de Vido, le prometió al intendente cordobés, Ramón Mestre, que “en seis meses” se concretaría el traslado del establecimiento a la vecina provincia.

La Cancillería convocó el 10 de febrero al encargado de negocios de la Embajada Argentina en Asunción, Luis Niscóvolos, para solicitar informes oficiales por su intermedio.

Niscóvolos terminó admitiendo la existencia del proyecto, pero buscó por todos los medios minimizarlo, poniendo énfasis en que no guardaba relación con la idea de instalar una central nuclear propiamente dicha en Formosa. Sin embargo, no brindó detalles y, hasta donde se sabe, no remitió al Paraguay la información requerida.

Al menos, la ciudadanía paraguaya no ha sido informada sobre el tamaño del emprendimiento, los riesgos, los estándares a ser utilizados, las garantías, las eventuales compensaciones ni el lugar exacto del emplazamiento.

El Chorro: El Chorro es un sitio desolado en el vértice norte de la provincia de Formosa, casi en el límite con Salta, habitado por aisladas parcialidades indígenas, que seguramente tampoco fueron consultadas.

Se accede por precarios caminos y picadas que parten de la ruta provincial 39, que es un camino de tierra que nace precisamente en Ing. Juárez en dirección del Pilcomayo y la frontera con Paraguay.

Para llegar es necesario ir más allá del campo petrolero de Palmar Largo, que actualmente está prácticamente agotado, aunque aún alimenta a algunas centrales térmicas en la zona.

Del lado paraguayo, el punto de referencia es Pedro P. Peña, antigua capital del departamento de Boquerón, hoy virtualmente abandonada por los efectos de la erosión de las riadas del Pilcomayo.

De concretarse, la planta estará ubicada en la zona de influencia de los canales de desvío del río, que es la principal, de hecho casi única, fuente de agua dulce para el consumo humano, la producción y la fauna de la mitad del Chaco.

A espaldas: Tampoco los formoseños han sido debidamente informados. La prensa de Formosa sabe lo mismo que se ha publicado aquí y Nilda Gaona nos cuenta que nadie en Ing. Juárez tiene la más mínima idea de lo que se está planeando hacer a sus espaldas.

O casi nadie. Quizás la única persona del pueblo con alguna información precisa sea el intendente Cristino Mendoza, pero lo buscamos y evitó hablar con nosotros. Fuimos dos veces a la Municipalidad, le dejamos mensajes con su secretario privado, Rubén Alvarado, y con su secretaria, Melisa, lo llamamos en reiteradas ocasiones a su teléfono celular, le enviamos correos electrónicos explicándole los motivos de nuestro interés, y no hubo retorno.

Intentamos igualmente conversar sobre el tema con el gobernador Gildo Insfrán, el hombre fuerte de Formosa, que gobierna la provincia desde hace casi veinte años, actualmente alineado con el ala kirchnerista, pero tampoco fue posible, supuestamente por los feriados del carnaval.

Altos riesgos para la salud: Como todo material radiactivo, el uranio y sus derivados requieren un manejo sumamente cuidadoso, y los potenciales riesgos para la salud humana y para el medio ambiente son muy altos. Es justamente por ese motivo que los cordobeses exigen el traslado de la planta de Dioxitek, en pleno proceso de ser reubicada en Formosa, frente al Paraguay, en contacto con las aguas del Pilcomayo que riegan gran parte de la Región Oriental.

El hidrogeólogo compatriota Celso Velázquez había manifestado su preocupación al respecto y recomendado que se revisara el tipo de construcción, los estándares de seguridad y la distancia de la frontera de la futura planta.

Advirtió que hay reglas internacionales que exigen comunicar previamente y pedir permiso para instalar plantas de uranio en zonas limítrofes. Todo indica que Argentina pasó tales normas por alto.

(*) arivarola@abc.com.py