16 de agosto, día de luto..
Ese día de 1869, pocos meses antes de terminar la Guerra del Paraguay contra la Triple Alianza, ocurrió el mayor genocidio de niños de la historia universal.
Miles de niños murieron asesinados por las hordas invasoras en el campo de batalla de Acosta Ñu, trágico exterminio que sustrajo al Paraguay su futuro.
Masacre que los perpetradores tradujeron a su lenguaje como “Batalha do Campo Grande”, acontecida en Barrero Grande (hoy Eusebio Ayala), a 72 Km. de Asunción, en la zona donde fluían mansamente los arroyos Ypa’ũ y Yukyry.
Es cierto que ahora estamos en tiempo de paz, pero solo el recordar esa atrocidad con nuestros niños, aún irrita, hierve nuestra sangre y nos rebela profundamente.
Pero no es nuestra intención escarbar en ese indignante acto de barbarie, sino expresar a los mandatarios de turno de nuestro país, que ese día sea fijado oficial y definitivamente como “Día de los Niños Mártires de Acosta Ñu” y no como el “Día del Niño paraguayo”.
También que en todas las escuelas, colegios e instituciones del Paraguay, se conmemore esa fecha del martirologio como tal, y sugerir a cada ciudadano que, en homenaje a ese día se pongan dos brazaletes: una cinta negra de luto y una cinta tricolor con la leyenda “¡Paraguay Vive!”.
Que también, todas las emisoras paraguayas de nuestro país y el mundo difundan ese día las seis estrofas de la canción “Acosta Ñu”, obra de Federico Riera y Emilio Biggi, que dice así:
Allá en mi tierra bordeando el monte se extiende el campo de Acosta Ñu
llano florido que en su silencio recuerda aquella guerra guasú.
Cruzan sus valles viejas trincheras llenas de gloria tradicional
como el setenta se alzan las sombras de aquellos bravos del Paraguay
Yo quisiera cantarte tu heroico pasado la gran epopeya de un pueblo viril
pedacito de tierra color de esperanza reliquia de gloria y honor guaraní
Yukyry va surcando tu valle dormido cual mudo testigo de tu kurusú
y en cien luchas tenaces la cruel resistencia
pusieron los héroes de tu Acosta Ñu.
Pechos de acero y corazones escalonaron py’á guasú
y hasta los niños su sangre joven dieron en aras de Acosta Ñu
Niños y ancianos todos cayeron al juramento de antes morir
solo una cosa quedó en su puesto la raza heroica del guaraní
¿Por qué no soñar que alguna vez se conmemore universalmente ese día como Tributo a la Paz?
Si triunfa la esperanza, es posible realizar los sueños y las utopías…
Ese horrendo sacrificio de los niños, me hace recordar la historia Biblica cuando el nacimiento de Jesus, donde hubo una matanza de niños inocentes (que aun lo recordamos en el dia de los inocente con un chiste:»que la inocencia te valga») ,La lección para la posteridad debiera ser la palabra » NUNCA MAS SE REPITA ESTE MASACRE » Juana Pueblo y sus hijos .