¿Adonde conducen a Yacyretá?
Por Lic. Ramón Casco Carreras (*)
A las administraciones coloradas del país les criticábamos el hecho de haber convertido los cargos de las entidades binacionales, estratégicamente relevantes en cualquier esquema de relacionamiento con nuestros vecinos, en simples botines de guerra, que adjudicaban a sus operadores políticos más activos, a sus cofrades más leales, a familiares, consortes e inclusive, en muchos casos, hasta a sus amantes.
Hoy, con el “gobierno del cambio”, en apenas dos años de ejercicio del poder reverdeció el sombrío follaje de ese dañino, corrupto y antipatriótico hábito, la única vegetación que defería talarse sin contemplación alguna.
También recordamos que este gobierno subió al poder agitando frenéticamente reivindicaciones enraizadas profundamente en el corazón del pueblo paraguayo, por las que desde 1973, año en que se firmaron los tratados de Itaipú y Yacyretá, no titubeó en enfrentarse a las huestes represoras del dictador Alfredo Stroessner.
Nos referimos a las que planteaban el Justo Precio por nuestro excedente energético en ambas hidroeléctricas, así como a la recuperación de la soberanía nacional sobre esa parte indivisible del patrimonio de la República del Paraguay y, por supuesto, la que exigía la definitiva instauración de la transparencia con la apertura sus exclusivos y excluyentes archivos a la investigación de los organismos del Estado especializados en la materia.
Siempre creímos que un gobierno que se atrevía a empuñar esa pesada bandera recurriría a los mejores, a esos ciudadanos que amalgaman en su manera de ser y actuar las cualidades de la calificación, la capacidad de entrega por una causa, la honestidad a toda prueba y un patriotismo sin fisuras ni renqueras.
A pesar de ciertas sorpresas y disgustos iniciales en la integración de esa vanguardia que exigía el momento histórico, así como el manejo de los reclamos que había prometido plantear, negociar y defender el nuevo Gobierno, parecía que la línea general, la tendencia, apuntaba hacia el norte correcto.
Sin embargo, los primeros despidos hechos por este Gobierno en la entidad binacional Yacyretá, que afectaron a técnicos a quienes encomendaron la tarea del investigar esa retahíla de entuertos que caracterizaron a las administraciones pasadas, así como esa tolerancia cercana a la complicidad que se observó en Itaipú con los responsables del modelo administrativo condenado, fueron serios toques de alarma para los que aún creíamos que esos errores iniciales en la designación eran apenas tropezones imputables a la bisoñería.
Hoy, con las últimas designaciones en la Entidad Binacional Yacyretá, en el Comité Ejecutivo y en su Consejo de Administración, sus máximos organismos de administración, ese toque inicial de alarma se transformó en una estridente polifonía de advertencias.
¿Qué busca o pretende el Ejecutivo con la designación de Miguel Fulgencio Rodríguez como director de la EBY? Cuyas huellas en la administración de la ANDE e Itaipú durante los últimos gobiernos colorados de la República aún no se borraron? ¿Qué pretendió antes con Elba Recalde? ¿Por qué la arrojaron indefensa a la jaula del zorro que detenta la dirección ejecutiva de la EBY?
¿Qué pretende la actual integración del Consejo de Administración, la máxima instancia administrativa, responsable, entre otras cosas, de la política de la entidad binacional?
Al observar su composición y compararla con la composición de la parte argentina nos viene a la cabeza una figura que utilizábamos ante los nombramientos hechos por Nicanor, Macchi, etc. :”En el partido de Itaipú, Brasil viene con su selección mundialista y Paraguay le opone el equipo de Zeballos Cue”, sin intención alguna de ofender a los jugadores e hinchada de ese club, obviamente.
Sin dudas se olvidan de que la EBY aún no puede solucionar su problema existencial, que debe buscar una salida justa y equitativa a su aniquilante deuda espuria. Ignoran que también en Yacyretá la República del Paraguay , con mayor razón que en Itaipú porque aporta el 80% del territorio que inunda el embalse que hace posible la energía, reclama la devolución de su soberanía y un justo precio, así como la transparencia en una administración tan obscura como la de Itaipú.
(*) Analista de Mundo de la Electricidad