El «Pacto Mundial para las Migraciones» ve la luz entre polémica y con grandes desafíos por delante
Pese a que todos los estados miembro de la ONU lo avalaron, algunos han decidido ahora no firmarlo en Marruecos
Casi 16.800 migrantes han muerto en los dos últimos años en el viaje hacia lo que esperaban sería una vida mejor. La mayoría de ellos, casi 10.500, han muerto en la travesía intentando cruzar el Mediterráneo, pero otros muchos han visto truncarse su sueño atravesando el Sáhara, intentando alcanzar Estados Unidos y cruzando en barco desde el Cuerno de África hacia Yemen.
En septiembre del 2016, los líderes mundiales firmaron la Declaración de Nueva York durante la Asamblea General de la ONU por la que se comprometían a la elaboración de un Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, el cual, tras arduas negociaciones, vio la luz el pasado 13 de julio, con el beneplácito de todos los estados miembro, con la excepción de Estados Unidos, que con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se desmarcó de la iniciativa.
El pacto constituye el primer acuerdo global que busca gestionar los flujos migratorios, respetando la soberanía de los estados, y aprovechando los beneficios que la migración conlleva, además de proteger los derechos de quienes deciden emigrar hacia otros países.
«Será el primer acuerdo global diseñado para una mejor gestión de la migración internacional en todas sus dimensiones, en beneficio de todos los estados y comunidades, y con los derechos de todos los migrantes al frente», defendió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, tras el acuerdo.
Para Guterres, lo pactado «refleja el entendimiento común de los gobiernos de que la migración que cruza fronteras es, por definición, un fenómeno internacional y que para gestionar con efectividad esta realidad global es necesaria la cooperación para ampliar el impacto positivo para todos».
Conferencia en Marruecos – Sin embargo, el consenso ha tardado poco tiempo en romperse. Pese a que el documento no es vinculante, en las últimas semanas hasta una decena de países —Estados Unidos, Austria, Hungría, Polonia, Estonia, Bulgaria, República Checa, Israel, Australia y República Dominicana–, según la ONU, han rechazado suscribir el pacto en la conferencia que se celebrará el 10 y 11 de diciembre en Marruecos.
El Gobierno italiano, que ha hecho de la lucha contra la inmigración su caballo de batalla con la llegada al poder de la ultraderechista Liga en coalición con el Movimiento 5 Estrellas (M5S), ha dicho que no lo firmará hasta que el Parlamento no dé su visto bueno, algo que se antoja complicado habida cuenta de que ambos partidos tienen mayoría.
La representante especial para la Migración Internacional de la ONU, Louise Arbour, que presidirá la conferencia de Marruecos, recuerda que «todos estos países estaban en la mesa cuando se adoptó el Pacto Mundial» y considera que «su política exterior y el espíritu del multilateralismo se ven muy seriamente afectados» si se desvinculan de un documento que acordaron hace unos pocos meses.
«Creo que deja muy mal a los que participaron en lo que fueron negociaciones reales. Consiguieron concesiones de otros. Defendieron sus intereses durante seis meses en los que uno asume que estaban recibiendo instrucciones de sus capitales, así que es muy decepcionante ver este tipo de revés poco después de que se acordara el texto», señala a ONU Noticias.
La Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, también se ha mostrado «muy decepcionada». En su opinión, «lo que pasa hoy es que muchos líderes, en lugar de dirigir y dar ejemplo prefieren mirar las encuestas para ver si la gente teme a la inmigración».
Desde el Comité Internacional de la Cruz Roja(CICR) también apuestan por la firma del pacto. «Sabemos que la migración provoca temor y ansiedad en las sociedades. Sin embargo, creemos que el texto equilibrado y sólido que presenta el Pacto Mundial para la Migración aporta soluciones. Contribuirá a abordar la dimensión humanitaria de la migración mientras mantiene la capacidad de los estados para gestionar la migración», defiende el organismo.
«Deben preservarse los intereses de los estados, pero también deben preservarse la vida y la dignidad de millones de hombres, mujeres y niños que, año tras año, emprenden viajes peligrosos», sostiene la organización internacional.
¿En qué consiste el pacto? – El pacto que se firmará en Marruecos se estructura en torno a 23 grandes objetivos entre los que figuran la cooperación para hacer frente a las causas que motivan la migración o mejorar las vías de migración legal, así como medidas contra la trata y el tráfico de personas, para evitar la separación de las familias, usar la detención de migrantes sólo como última opción o reconocer el derecho de los migrantes irregulares a recibir salud y educación en sus países de destino.
Asimismo, según explica la ONU, los estados se comprometen a mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes, con misiones de búsqueda y rescate, y garantizando que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter «exclusivamente humanitario». También prometen garantizar un regreso «seguro y digno» a los inmigrantes deportados y no expulsar a quienes se enfrentan a un «riesgo real y previsible» de muerte, tortura u otros tratos inhumanos.
¿Por qué ahora? – Aunque la migración no es un fenómeno nuevo, en los últimos años ha aumentado y también ha acaparado una mayor atención mundial. Según resalta Arbour, en la actualidad, «el 3,4% de la población mundial es migrante», lo que supone unos 250 millones de migrantes. «En el año 2000 era de un 2,7%», subraya. «¿Seguirá creciendo? Si miramos a la demografía y otros factores, como el cambio climático, sí se espera que veamos a más gente en tránsito», advierte.
Pero frente a quienes se inclinan por hacer prevalecer una visión negativa, desde la ONU optan por desmontar algunos de los mitos que rodean la migración. Así, por ejemplo, se destaca que los migrantes contribuyen un 9% del PIB mundial.
Además, como recuerda la representante especial para la Migración Internacional, muchos países necesitan mano de obra extranjera. «La demografía sugiere que, si quieren mantener su nivel económico actual o incluso hacer crecer la economía, tendrán que recibir a extranjeros bien formados que cumplan con la demanda del mercado laboral del país», incide Arbour. «Fomentar una cultura de exclusión en este caso es contraproducente», previene.
En muchos países europeos y también en Estados Unidos se ha hablado de invasión de migrantes desde el sur hacia el norte, pero como destaca el embajador de México ante la ONU, Juan José Gómez Camacho, «en realidad la mayor parte de la migración es sur-sur, intrarregional».
«En América Latina un 60% de la migración se produce dentro de la región, en África es un 75%», precisa Gómez, que lideró la negociación del pacto, a ONU Noticias.
Otro mito es que los países de origen son los que se benefician más de su trabajo en el extranjero. «Los migrantes hacen una contribución económica extraordinaria en los países donde están trabajando. Las remesas, tan importantes como son para algunos países, solo representan un 15 por ciento de los ingresos del migrante; el otro 85% se queda en el país de destino», puntualiza el embajador mexicano.
Según un informe publicado esta semana por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo hay 164 millones de trabajadores migrantes, 111,2 millones de los cuales se encuentran en países ricos.
Los migrantes, subraya el documento, suelen a emigrar en sus años más productivos por lo que, aunque general ingresos para su país de origen en forma de remesas, también privan a estos de «parte de su fuerza de trabajo, lo que podría tener implicaciones negativas en el crecimiento».
Europa Press/elperiodico.com