Brasil se pone a la cabeza de la defensa militar en América Latina
La compra de cinco baterías antiaéreas rusas, un sistema inédito en la región pero del que ya gozan los países de la OTAN, remarca la intención del país de liderar la carrera armamentística entre sus vecinos. El Mundial, las favelas y la Triple Frontera, temas clave
Varios temas sensibles y urgentes de resolver al mismo tiempo y la vocación por expandir su liderazgo a otros aspectos en la región han hecho que Brasil incremente en forma notoria su inventario militar en los últimos años.
Esta tendencia se acaba de acentuar con la adquisición a Rusia de cinco baterías antiaéreas, un sistema de protección inédito en Latinoamérica pero que ya utilizan las 28 naciones que componen la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El paquete abarca tres sistemas antiaéreos Pantsir-S1, cuya capacidad de mediano alcance le permite derribar objetivos ubicados a una altura de entre 3 y 15 kilómetros. Y también se compraron dos baterías antiaéreas modelo Igla, de menor alcance.
Esta llegada de nuevo armamento al gigante sudamericano se suma a los siete helicópteros de la empresa Russian Helicopters que Dilma Rousseff adquirió dos meses atrás, cuando estuvo de visita oficial por la tierra del vodka.
Si bien ambos refuerzos militares fueron en respuesta a una de las exigencias de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) para tener un Mundial 2014 en paz, también servirán para incrementar la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo en dos lugares muy sensibles para la seguridad brasileña: las favelas y la Triple Frontera que comparte con Argentina y Paraguay.
La intención de Brasil es urbanizar las favelas antes de 2020 y, para ello, resultarán fundamentales los logros que pueda conseguir el Ejército en su lucha diaria contra las mafias que operan en esos lugares. Un enorme desafío que requiere estar equipado con armas de última generación, para enfrentar en igualdad de condiciones a los delincuentes que se nutren de los mejores pertrechos gracias a las millonarias cifras que recaudan como producto de sus actividades ilícitas, entre ellas el narcotráfico.
Otro de los puntos geográficos brasileños marcados con bolígrafo rojo por sus Fuerzas Armadas es la Triple Frontera. El sector compartido con Argentina y Paraguay ya ha sido objeto de múltiples denuncias por parte de servicios de inteligencia nacionales y extranjeros de que allí se mueven células de Al-Qaeda y Hezbollah.
Por este motivo, en agosto del año pasado el Gobierno desplegó allí un operativo con 10.000 soldados en el que se hallaron 11.000 kilogramos de explosivos, entre otras cosas.
Fuente: Infobae.com